Donato de Santis (56) desde hace 20 años vive en Buenos Aires y se ha convertido en una de las figuras de la farándula local. El cocinero, nacido en Milán, conoció acá a Micaela Paglayan, su compañera y madre de sus hijas, Raffaella (18) y Francesca (16).
Además de tener su propio emprendimiento gastronómico, Donato es reconocido por su trabajo en los medios. Ha tenido sus propios programas de cocina y ha sido juez en varios certámenes. Esta vez le toca algo distinto, dentro del mismo formato de "reality": juzgar a 16 famosos en MasterChef Celebrity (junto a sus colegas Germán Martitegui y Damián Betular).
Pero, si de algo conoce Donato, además de cocina, es de celebridades. Durante los noventa fue el responsable de la cocina de Casa Casuarina, la mansión del diseñador Gianni Versace en Miami. Allí conoció a muchísimas figuras y vivió experiencias inolvidables, como algunas que cuenta en esta entrevista con Ciudad.
-¿Cómo ves a los famosos de MasterChef Celebrity, cómo pensás que van a evolucionar en el certamen?
-Estos famosos están acostumbrados quizás a cocinar el asadito del fin de semana con un montón de chupamedias que les dicen "ay, qué rico, qué rico, qué genio o genia que sos". Imaginate el ego donde está. Acá hay un parámetro real. Si el pollo se te quema, se te quema. Es divertido e interesante.
-¿Cómo se trata a una celebrity? Vos has tenido experiencias con mega famosos.
-Me hacés acordar momentos lindos. En la cocina de Versace yo era el único, nunca quise asistentes. Gianni me decía que llevemos a alguien más, pero yo no quería. Hacía todo solo, más rico, totalmente mi sabor artesanal. Recuerdo que venía (Sylvester) Stallone, Elton John, Mickey Rourke, Madonna y todos pasaban a la cocina. Venían a diez centímetros de donde estaba yo y preguntaban, tocaban, querían probar. Totalmente fuera de los personajes. En casa, a veces con traje de baño, en toalla. Eran situaciones totalmente hogareñas, por ejemplo, hasta Elton John sin peluquín estaba, que es una imagen totalmente inédita. El atractivo era la cocina, no yo. Después, sí, te preguntan cosas, pero era qué se estaba armando ahí, por qué olía tan rico. Y en las charlas empezaban las historias.
-¿Por ejemplo?
-Sting decía que nunca había tocado una sartén. Entonces, como una vez se quedó como 15 días, le dije que viniera a la cocina a aprender algo. Tomaba mucho té y lo único que sabía hacer era una tostada con marmite, que para mí es una cosa horrible, un condimento inglés que es como un caldo en pasta, muy muy salado. Es una cosa muy densa y horrible. Se hacía tostadas con eso y lo tomaba con el té. Espero que suceda eso también en el programa.
"En la cocina de Versace yo era el único, nunca quise asistentes. Gianni me decía que llevemos a alguien más, pero yo no quería. Hacía todo solo, más rico, totalmente mi sabor artesanal. Recuerdo que venía (Sylvester) Stallone, Elton John, Mickey Rourke, Madonna y todos pasaban a la cocina".
-¿Cómo estás transitando la cuarentena?
-Yo, genial. Me gusta muchísimo esta época. Es un desafío a nivel mundial, profesional, humano, familiar. Realmente a mí me sacó de la estructura, más allá del peligro por el virus por supuesto. Me sacó de la rutina. Lo siento como un trampolín para hacer otras cosas que no estaba haciendo antes.
-¿Hubo sorpresas a nivel gastronómico en tu casa?
-Tengo dos hijas y lo lindo fue que de golpe empezaron a cocinar sin obligación. Como yo casi no dejé de trabajar en mi restaurant, cuando salía me pedían que les traiga algo porque iban a cocinar. Con ayuda de Instagram, de un libro o lo que sea, empezaron a cocinar ellas. Me sorprendieron con arroces, pastas, verduras, carnes, postres. Hasta ellas mismas variando para no aburrirse. Lo que me encanta es que los chicos, por ejemplo también en MasterChef Junior, nos sorprendían con esa sazón distinta. Tienen una forma distinta de cocinar. Es algo muy mágico. Y en mi casa lo viví también. Dosificando las semillas, el balsámico, lo que sea. La más grande empezó a hacer todo tipo de ensaladas, frías, tibias, con mucha atención en los cortes.
-¡Comieron rico entonces!
-Era todo inédito. Nos sentábamos con mi mujer y era "guau", desde la presentación, pasando por el gusto. Era ajeno a lo que estábamos acostumbrados a comer en mi casa.
"Los famosos de MasterChef Celebrity están acostumbrados quizás a cocinar el asadito del fin de semana con un montón de chupamedias que les dicen 'ay, qué rico, qué genio o genia que sos'. Imaginate el ego donde está. Acá hay un parámetro real. Si el pollo se te quema, se te quema. Es divertido e interesante".
-Hace poco Lele Cristóbal nos contó una experiencia extrema en una cocina, donde le llegaron a pegar. ¿Te ha pasado algo así a vos?
-Mirá, con respecto a ese tema, en el libro Confesiones de un chef de Anthony Bourdain hay descripciones que son muy ciertas. En Italia, te agarraban a patadas, pero posta. En Los Ángeles, Nueva York, Miami pasaba de todo. Un día me entró un equipo SWAT a la cocina por todos lados y en tres segundos detuvieron a un compañero que tenía una pulsera electrónica, que yo nunca le había visto. Sin decir "buen día" lo levantaron, armados, y se lo llevaron. También descubrí algo turbio de facturas, carne, etc. y cuando empecé a urgar más me esperaron afuera con un cuchillo, caños y me quemaron un auto, otro me lo rayaron completamente. En ese momento las cocinas eran como un puerto, una llegada para alguien que estaba de paso. Pero también he visto los mejores talentos. Hoy la cocina es un punto de encuentro, algo más filosófico casi. No digo elitista, pero es un ambiente para expresar el ser. Antes era una salida laboral. Cambió muchísimo para bien.