La visita de Gastón Pauls en Almorzando con Mirtha Legrand, donde estuvo con Victor Laplace para promocionar la película El plan divino, llevó a que el actor hable de su acercamiento a la espiritualidad y el trabajo social que realiza junto a La casa de la Cultura de la Calle, la ONG que creó para acercar el arte a chicos en condiciones de extrema vulnerabilidad social.
Gastón consiguió conmover a todos al compartir la fuerte experiencia que lo hizo accionar: “La fundación que armé hace 16 años empezó porque un día en Plaza Italia, a las cuatro de la tarde, un día domingo en invierno, encontré a ocho pibes en un colchón. Eso se llama ‘ranchada’ eso”, empezó contando.
"Me senté al lado del que estaba con la bolsa, me contó que se llama Ale, que tenía 11 años y en un momento le digo ‘¿por qué no soltás la bolsa, Ale?’. ‘¿Y qué agarro?’, me dijo".
“Tenían entre 8 y 14 años, uno estaba ‘picándose’, otro estaba inhalando una bolsa con pegamento, otro fumaba paco, unos tomando merca y otros fumando porro. Yo estaba curtido en eso. Había hecho Ser Urbano y me senté ante unos pibes que la sociedad los estaba esquivando. Me senté al lado del que estaba con la bolsa, me contó que se llama Ale, que tenía 11 años y en un momento le digo ‘por qué no soltás la bolsa, Ale’. ‘¿Y qué agarro?’, me dijo. Fue una piña para mi mentalidad de clase media que desconoce”, recordó.
"Un día saqué la cuenta por año de la cantidad de veces que un pibe que está pidiendo en la calle recibe un ‘no’. Son un millón doscientos mil ‘no’. ¿Cómo le hacemos creer a un pibe de 8 o 10 años que algo es posible?".
“Le pregunté si no quería pintar, dibujar, escribir, tocar la guitarra. Y un pibe de 11 años, totalmente drogado, en la calle y con la bolsa, me dijo ‘yo necesito expresar un lugar para expresar lo que me pasa’ y ahí armé la fundación”, reveló el actor. “Un día saqué la cuenta por año de la cantidad de veces que un pibe que está pidiendo en la calle recibe un ‘no’. Son un millón doscientos mil ‘no’. ¿Cómo le hacemos creer a un pibe de 8 o 10 años que algo es posible? Hay que darles las herramientas para meterle que ‘él puede’. Después hablamos de meritocracia”, señaló, movilizando a todos.
"Cuando todos dejaron de aplaudir agarró un micrófono y dijo ‘hoy es el día más feliz de mi vida’. Después me dijo que era porque el ruido de los aplausos era igual al ruido de las cachetadas. ‘A mi me habían cacheteado toda la vida y ahora me estaban aplaudiendo’".
Pero no fue todo. “Otro Ale, porque el Ale que les decía murió, estuvo internado por sobredosis de paco y un tiempo después empezó tomando clases de teatro. En fin de año se hizo una muestra y llenamos el teatro de gente para que fueran a verlo. Actuó, lo veía disfrutar y era un pibe de 11 que había estado a punto de morir”, rememoró. “Todos sus compañeros empezaron a saludar y él nos miraba. Cuando todos dejaron de aplaudir agarró un micrófono y dijo ‘hoy es el día más feliz de mi vida’. Cuando fui a verlo le pregunté por qué había hecho eso y yo empecé a llorar. Me dijo que era porque el ruido de los aplausos es igual al ruido de las cachetadas. ‘A mí me habían cacheteado toda la vida y ahora me estaban aplaudiendo’. Para mí ese es el símbolo. Cambiar cachetazos por aplausos”, finalizó, conmoviendo a Eleonora Wexler, Mirta Wons, Julieta Díaz, Laplace e incluso a Mirtha.