Fue un momento de muchos sentimientos a flor de piel los que se vivieron esta mañana cuando Analía Franchín abrió su corazón en A la Barbarossa y contó el calvario que atravesaron sus dos sobrinos con autismo.
“Ellos sobrevivieron a un calvario”, comenzó diciendo. Luego, dio detalles de cómo su sobrino mayor advirtió que estaba siendo víctima de violencia doméstica: “Él pudo escribir una carta a la directora del colegio donde dijo lo que le hacía el padre, que le pegaba, lo insultaba y lo dejaba afuera de la casa. Y si mi sobrina se quería meter, la ligaba ella también”.
Fue entonces que Analía contó que optó por darles un hogar para revertir esta situación en los menores: “Me tengo que hacer cargo de todo. Mi sobrino está internado desde hace 12 días porque tiene piel atómica y con su problema de TEA tiene la parte sensorial tan afectada que no se da cuenta de que se lastima. Está todo lastimado y se infectó. Toma tanta batería de medicación que uno no sabe cuál es la que le da alergia”.
"Mi sobrino pudo escribir una carta a la directora del colegio donde dijo lo que le hacía el padre, que le pegaba, lo insultaba y lo dejaba afuera de la casa".
“Encima, la medicación psiquiátrica tarda 3 o 4 semanas en hacer efecto. Entonces, cuando se las cambiás, tenés que hacer todo un proceso de adaptación y ver si funciona. La gente no tiene idea de lo que sufre un chico con TEA”, continuó.
"La medicación psiquiátrica tarda 3 o 4 semanas en hacer efecto. Entonces, cuando se las cambiás, tenés que hacer todo un proceso de adaptación y ver si funciona".
Por último, en cuanto a sus educaciones, cerró: “Antes iban a colegios especiales, pero eso también es estigmatizarlos porque comparten jornadas con chicos que tienen otras patologías y en vez de avanzar retroceden. La idea debería ser que se integren con otros compañeros”.