Su breve paso por la Argentina fue ruidoso. En abril, Daniel Osvaldo (28) arribó al país escoltado por su mujer, Jimena Barón (28), y su hijo Morrison (1) para sumarse al club de sus amores, Boca Juniors. Pero sus planes profesionales se vieron obstaculizados por su separación y la notoriedad que tomó su vida privada en los medios. En ese marco, el delantero hizo las valijas y partió nuevamente a Europa para sumarse al Porto, de Portugal.
Adaptándose a su nueva vida y disfrutando de un corto receso en Barcelona, Osvaldo habló con Mariano Closs en el programa radial América & Closs de su rauda partida de la Argentina y su conflictiva ruptura con la actriz de Esperanza mía.
"En un principio, la idea fue quedarme en Boca, después necesité irme por motivos extra futbolísticos. No la estaba pasando bien, estaba sufriendo un acoso mediático importante por cuestiones personales. Creo que eso me jugó mucho en contra. Tuve mucha exposición y no estaba acostumbrado. Mi expareja es una chica conocida, mediática, y quizás algunas cosas, volviendo el tiempo atrás, no sé si las haría… Uno muchas veces cuando está en pareja con alguien del medio hace cosas que -en ese momento- le parecen que están bien, porque le hacen bien a tu pareja, pero no las volvería a hacer. Algunas tapas de revistas las podría haber evitado. No las hice por figurar ni mucho menos, simplemente las hice porque eran propuestas que le hacían a mi exmujer y no me parecía nada malo", confesó Daniel sin rodeos.
"La idea era quedarme en Boca, después necesité irme por motivos extra futbolísticos. No la estaba pasando bien, estaba sufriendo un acoso mediático importante... Mi expareja es una chica conocida y quizás algunas cosas, volviendo el tiempo atrás, no sé si las haría… Uno muchas veces cuando está en pareja con alguien del medio hace cosas que le parecen que están bien, porque le hacen bien a tu pareja, pero no las volvería a hacer. Algunas tapas de revistas las podría haber evitado", dijo Osvaldo.
Luego, sin ahondar demasiado en su vida privada, agregó: "En la Argentina buscan siempre una polémica y apuntarte con el dedo, sobre todo cuando a uno no le importa mucho lo que piensan los demás y actúa con naturalidad. Eso me jugó en contra".
En su descargo, Osvaldo reconoció que le dolió dejar el equipo local, pero asumió que no encontró otra salida: "En Boca me trataron como en ningún club, yo entraba en la cancha y era el chico más feliz del mundo, y me dio bronca irme. El problema era todo lo demás: 24 horas hablando de mí… Entonces, no me sentí cómodo, sentí que no le hacía bien al club y sentí que lo mejor para todos era que me fuera".
Conforme con su actual presente en Portugal, a Daniel le preguntaron si le gustaría –en un futuro- regresar al país, y concluyó: "Volver, de momento, me da un poco de pánico y de fobia. Y no por el fútbol, sino porque no me banqué toda la que se vino después. La gente te apunta y te juzga mucho. Yo soy un chico muy sensible y sufro mucho. Así que no me hallaba. No valía la pena, mi familia también estaba sufriendo y decidí alejarme de todo".