El accidente cerebro vascular al que Hilda Bernard, con sus 95 años a cuestas, se repuso de forma asombrosa en menos de un año, fue el aviso que -tal vez- necesitó APTRA para rendirle un merecidísimo homenaje durante la entrega de los Martín Fierro 2015. Tras recibir el premio a la trayectoria, la artista se confesó en una extensa entrevista con El Diario de Mariana, que alcanzó 12.1 puntos de rating sin ningún escándalo: sólo con ella en pantalla dando su valioso testimonio de vida. Destacable.
"Las novelas antes eran más infantiles, pero más sinceras. No me gustan las de ahora. Nosotros hacíamos algo que capaz que era demasiado infantil, romántico, pero era para el momento y la época. Ahora volvería a hacerlo, pero no sé qué pasa con la TV. Hay cosas maravillosas, pero las novelas están fallando. No me resultan creíbles… Igual, ahora hay cosas muy buenas, no sé si radioteatros o series, pero cosas muy buenas. Aparte, hay muy buenos actores".
"Las novelas antes eran más infantiles, pero más sinceras. No me gustan las novelas de ahora. Nosotros hacíamos algo que capaz que era demasiado infantil, romántico, pero era para el momento y la época. Ahora volvería a hacerlo, pero no sé qué pasa con la televisión. Hay cosas maravillosas, pero las novelas están fallando. No me resultan creíbles… Igual, ahora hay cosas muy buenas, no sé si radioteatros o series, pero cosas muy buenas. Aparte, hay muy buenos actores. Pasa que no conozco a nadie de los actores jóvenes", afirmó la actriz que se destacó en la era dorada tanto del radioteatro, como el cine y la televisión.
La artista también se refirió a sus declaraciones sobre Mirtha Legrand, quien jamás la invitó a sus almuerzos (ni cenas) televisados, y le bajó el tono a la polémica: "No sé por qué en 40 años nunca me invitó. O no le gustaré, o se olvidará. Hay tanta gente para invitar, pero no me parece mal. Está bien. Yo nunca trabajé con Mirtha, pero ella trabajó con mi marido, nos conocíamos. Nunca me enojé con Daniel Tinayre, lo conocí porque él quería dirigir, pero mi marido decía que no, se peleaban. Un día me la encontré en un cine y muy cariñosa me saludó de lejos. Aparte, amo profundamente a la hermana, porque con Goldie sí trabajé en la última novela que hizo. No le gustaré a Mirtha. Yo la admiro mucho porque lo que hace no es fácil. Es muy difícil atender tanta gente y saber todo lo que trata de aprender. Cuando me mejore (de la voz), voy. Así no quiero ir. Hablar así en una mesa, me da vergüenza. Aparte, no puedo comer bien, tengo un problema de deglución. Quiero ir plena".
Viuda y madre de Patricia, abuela y hasta bisabuela, Hilda está feliz con su simpático caniche que bautizó en honor a Antonio Cunill Cabanellas: "Le puse Antonio por mi segundo marido, que no le gustaba el nombre y no lo usaba. Entonces, cuando él falleció, se lo puse al perro. Tengo un Antonio en la casa". Sincera, sin compromisos que la aten y con gran sentido del humor, la adorable villana de Chiquititas blanqueó un ofrecimiento de Cris Morena para volver a la televisión. "Quiero hacer un papel cómico", advirtió.
"Cuando hacía la mala en Chiquititas, me dejaban mensajes espantosos en el teléfono. Los chicos eran muy groseros. Un día me fui a la comisaría, llevé el cassette y le pregunté al comisario cómo hacía para detener eso. Después me llamó un chico y atendí, no me insultó y me pidió para ir a una grabación. Le dije que lo invitaba si me decía de qué escuela era, llamé a la directora para pedirle que hable con los alumnos y ahí pararon".
Maestra de tantísimos jovenes con aspiraciones artísticas, Hilda resumió lo que ella valora en los chicos y se puso como ejemplo: "Tienen que tener naturalidad, carisma, y por sobre todas las cosas, buena dicción. Saber hablar, yo les decía que abran la boca, les marcaba el punto, la coma alta, el punto y coma, que había que respetar todo. Por eso en mi época estaba orgullosa, porque tenía buena dicción. Ahora es un espanto todo este tema. Ahora se me juntan las vocales, pero tenía buena dicción. Para darme el gusto, me llamo por teléfono a mi casa, porque en el contestador automático tengo mi voz de hace 4 años. De tanto en tanto, marco con el celular al fijo y me oigo. Me encanta". Coqueta y orgullosa de su vejez, jamás se sometió a una cirugía estética: "Estoy muy arrugada, horrible. Me paro en el espejo y me estiro la cara y pienso qué mejor que me vería (estirada). ¿¡Cómo voy a ser yo una abuela de 95 años con la cara estirada!? Es muy lindo de ver, pero no es verdad"
En referencia a la novela que la hizo resurgir ante el público juvenil, quien considerara a las colegas Lydia Lamaison y María Rosa Gallo como hermanas, confesó: "Cuando hacía la mala en Chiquititas, me dejaban mensajes espantosos en el teléfono. Los chicos eran muy groseros. No sabía qué hacer y un día me fui a la comisaría, llevé el cassette y le pregunté al comisario cómo hacía para detener eso (…) Otro día llamó un chico y atendí, no me insultó y me pidió para ir a una grabación. Le dije que lo invitaba si me decía de qué escuela era, llamé a la directora para pedirle que hable con los alumnos y ahí pararon".
En esa misma tónica, disparó contra José María Muscari: "Desde que empezó con Norma Pons, se olvidó de mí. El me llamaba, me preguntaba cómo estaba, me decía que me quería. Pero me dio el ACV hace un año y cuatro meses, me llamó dos veces y no me volvió a llamar. Entonces, me había enojado. El otro día, me dieron el premio Florencio Sánchez, que me lo entregó él, y le dije que estaba enojada, pero que me era útil para sostener la estatuilla. Pero me dieron el Martín Fierro y no me llamó. Yo lo quería mucho, le estoy muy agradecida, hice tres obras muy lindas con él".