Su risa contagiosa, el impecable look siempre pensado al detalle y sus comentarios jocosos para cada uno que pasa y lo saluda son moneda corriente en los pasillos de eltrece.
Darío Barassi (38) se ha transformado en uno de los conductores más importantes de la televisión al mando de 100 argentinos dicen. Allí no solo el rating lo acompaña. El público lo sigue, quiere conocerlo, likea sus videos en Instagram y en Ida y Vuelta de Ciudad podrá conocer un poco más de su intimidad y -por ejemplo- descubrir qué le hace gracia a él.
En esta nueva sección, los famosos hablan relajados sobre su vida con una serie de preguntas estandarizadas y otras repreguntas que van surgiendo según el personaje. Se estrena en exclusiva todos los viernes en el sitio y en nuestros Facebook e Instagram.
"Es difícil que me ría genuinamente. Tengo una risa muy careta que es la que hago todo el tiempo, pero no es de verdad".
-¿A quién admirabas de chico?
-Soy actor y siempre me volvió loco el género. Admiraba a Woody Allen por sus películas, Meryl Streep me volvía loco. Después, me vine a Buenos Aires con mis abuelos y fuimos a ver una obra de Alfredo Alcón que también me volvió loco y viendo a (Alejandro) Urdampilleta en el teatro San Martín me volví enajenado. Pero nunca fui muy de tener un ídolo con póster en mi cuarto. Ahora que estoy transitando la conducción, tengo el recuerdo de quedarme viendo tele hasta tarde en mi casa y ver a Tato (Bores), algunos formatos con Jorge Guinzburg y desde que ejerzo este rol me acuerdo de haberlos consumido con cierta admiración.
-Hacés reír a muchas personas con tu particular humor, ¿a vos qué te hace reír?
-Es difícil que me ría genuinamente. Tengo una risa muy careta que es la que hago todo el tiempo como “aahhh ja, ja, ja” (hace el sonido), pero no es de verdad. Me da vergüenza decirlo pero yo me doy gracia “ah qué bueno el gordo”, pienso. Lo otro que me causa gracia, pero está mal, son las caídas. Que alguien se tropiece o algo, mientras no sea grave, no, mentira, si es grave, más, me causa gracia. La torpeza de alguien me causa gracia y no lo puedo contener porque aparte soy un poquito burlesco, no sé si se nota. Por ahí es un defecto, pero bueno, tengo que reconocerlo. Si alguien se tropieza y no es grave, me río fuerte.
-¿En qué gastaste la primera plata que ganaste?
-Con el primer “saltito” de guita me fui a vivir solo. Alquilé un departamento en avenida Córdoba y Billinghurst, cerca del teatro donde hacíamos Chicos Católicos. También aprendí a manejar porque no sabía y me compré mi primer auto que lo bauticé "Pancho Pepe". Era un auto básico pero con la característica de que la rueda de auxilio estaba en la parte de afuera y yo me sentía mil. Era color negro y yo usaba gafas negras, era un gordo canchero.
-¿Momento laboral favorito de tu vida?
-Te juro, posta, que soy muy agradecido con todos los laburos que tuve. Todos me marcaron: laburar con (Verónica) Llinás en el teatro, con Griselda (Siciliani) en una serie. Después, Alladín en el Gran Rex, que fue como la primera obra gigante que hice, un musical. Y bueno, sin dudarlo, 100 argentinos dicen es un momento bisagra en mi carrera y me despierta todo un nuevo universo que es el de la conducción. Y podría seguir nombrándote todos mis trabajos, también Chicos Católicos, no sé, miles de laburos. Estoy muy contento con mi carrera hasta ahora.
-¿Mejor cita?
-Mi primera cita con Luli, mi mujer (N. de la R.: Lucía Gómez Centurión, con quien se casó en 2015. En agosto fueron papás de Inés, su segunda hija, y ya tenían a Emilia, de 3 años). Ella arrancó contándome que estaba volviendo con su ex. Un desastre. éramos muy amigos y como yo me sentía muy incómodo, me escabié fuerte. Yo iba a decirle que me gustaba. Yo tomaba clericó, era un bar muy de “pajueranos” en Barrio Norte. Me tomé como dos jarras y quería decirle que me gustaba y ella me terminó contando que estaba volviendo con el ex, ¡hermosa cita!
-Si pudieras volver el tiempo atrás y cambiar una cosa de tu vida, ¿cuál sería?
-Siento que un día de chico en mi casa no había postre y me terminé comiendo una cucharada de dulce de leche y ahí empezó todo el proceso. Estoy pensando un chiste boludo… Pero no, me cuesta decir “cambiaría esto”. Soy impulsivo pero racional, las cosas que me van pasando las decido. Es raro que a mí algo “me pase”. No. Me ocupo de que pase.
-¿Al cumple de qué famoso te gustaría que te inviten?
-Un gran hacedor de fiestas es Mex Urtizberea. Fui a varias en su casa y la verdad es que son fiestas a las que cualquier ser humano querría ir: linda gente, se la pasa bárbaro, es una casa cómoda, Mex es un gran anfitrión.
-¿Algo que hacés que no le contás a nadie?
-Soy fanático de ir a natación con mi hija. Todos los papás van con sunga, es un barrio muy de la sunga en el que vivo, pero yo voy con una malla gigante. Me divierte mucho. Ver a mi hija nadar es lo mejor, amo el agua desde que soy muy pendejo y todos los viernes llevo a la enana y lo disfruto muchísimo, es un planazo.
"En mi primera cita con Luli, mi mujer, ella arrancó contándome que estaba volviendo con su ex. Un desastre. éramos muy amigos y como yo me sentía muy incómodo, me escabié fuerte".
-¿Te arrepentís de algo que hiciste? ¿O que no hiciste?
-Es difícil que yo me arrepienta de algo. Quizás de algo que no hice… ¡Viajar! Quizás de pendejo no viajé mucho. El sanjuanino muchas veces veraneaba en Chile o si veníamos a Buenos Aires, cruzábamos a Uruguay. Pero me costó viajar solo y empecé a hacerlo de “grande”. La primera vez que viajé a Nueva York solo tenía veintipico de años y sentí que era tarde. Estando ahí dije “si yo venía acá cinco o seis años antes, me animaba a más”. Fui a estudiar pero me quedé medio corto. Mi vida se estaba armando acá.
-¿Quién es el o la mejor conductor/a del país?
-Es imposible no sé. Se me vienen muchos nombres. Lo que sí te digo es que me gusta que exista una nueva camada, de la que me siento parte. Me gusta ver gente joven, distinta. Pienso en Nico Occhiato, en Lizy, en Rada. Me gusta esta nueva propuesta de conductores que conviven muy bien con los más clásicos. Está bueno que empiece a pasar así hay más variedad.