La Filarmónica de Viena, dirigida por un "conmovido" Daniel Barenboim, vuelve este viernes a dar un concierto con público después del parate más largo de su historia debido a la pandemia de coronavirus.
"Me han recibido con mucho cariño y eso me emocionó mucho, además del orgullo de poder participar de este concierto ya que la música debe tocarse en vivo y escucharse en vivo ", comentó Barenboim a EFE.
El artista argentino-israelí abundó que "como ha pasado tanto tiempo sin música en vivo, la gente se acostumbra a la idea de que verla por televisión o en internet es suficiente, y no lo es. La música es algo que debe ejecutarse y oírse en vivo".
La velada musical -con la Quinta Sinfonía, de Beethoven, y el Concierto para piano y orquesta KV 595, de Mozart, con Barenboim como solista- se celebra en la Sala Dorada de la Musikverein, sede del Concierto de Año Nuevo.
Solo un centenar de personas -en una sala capaz de albergar a unas 2.000- tendrán el privilegio de escuchar el concierto debido a las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades sanitarias para evitar posibles contagios.
Todos los músicos se han sometido a pruebas para asegurarse de que ninguno de ellos tiene la Covid-19 y no actuarán con mascarillas aunque mantendrán una distancia de prevención.
Además de la Musikverein, la música clásica también volverá este viernes a la Konzerthaus y a partir de la semana que viene la prestigiosa Ópera de Viena volverá a levantar el telón.
El Gobierno austríaco permitió que este mes las salas de concierto retomen la actividad con un aforo de cien personas, que en julio puede ampliarse a 250 si no se detectan rebrotes.
En agosto, si no hay sorpresas podrían ofrecerse conciertos con 500 personas y, en circunstancias excepcionales y presentando un programa de seguridad especial, hasta 1.000.
Fuente: Telam.