Patear el tablero. Así, sin dobleces. Echar a un lado todo lo que uno es, o lo que uno creía que era, para encontrarse con la verdadera esencia del ser. Ese camino tomó, hace ya cinco años, la querida Daisy May Queen.
Instalada en Rishikesh, India, en uno de sus raudos regresos a Buenos Aires, concedió una nota a donde volvió a relatar esa historia de cambio. Y cómo transita ahora su vida cotidiana “como una lugareña más”.
"Ahora voy a empezar a llevar a grupos de gente a la India. Ya me siento preparada para eso”.
¿De qué vive en India? Ella lo explica: “Tengo una empresita de pastelería vegana con un socio y trabajamos mucho con los turistas., pero ya no vivo de eso. Ahora voy a empezar a llevar a grupos de gente a la India. Ya me siento preparada para eso: conozco las costumbres, me defiendo con el idioma”.
"Acá yo era una mina súper sexual, me encantaba tener amantes y todo. Pero llegué allá y, no sé si será la menopausia o qué, pero me tranquilicé".
Sin embargo, reconoce que para sentirse realmente plena, tuvo que “achicarse” y necesitar cada vez menos: “Yo quiero desprenderme de todo. Cada vez me voy poniendo más chiquita. Cuando llegué me alquilé un departamento en un áshram, después me fui a otro más grande hasta que me mudé a donde estoy ahora, que es un cuartito con un baño y una cocinita. Vivo en la terraza de la casa de mi amiga Mansi. El papá construyó ese departamentito que alquilo. Tengo una terraza preciosa en donde me siento a tomar té y a mirar las montañas”, explicó a la periodista Agustina Mussio. Y en ese desprender, también hubo lugar para lo sexual: “Acá yo era una mina súper sexual, me encantaba tener amantes y todo. Pero llegué allá y, no sé si será la menopausia o que me tranquilicé, pero me liberé de la esclavitud del sexo. No siento necesidad de eso. No sé por qué, pero lo acepté y lo abrazo. No me voy a obligar a hacer algo que no tengo ganas. Pero la energía sexual es la energía creativa y la sigo usando para hacer mi vida allá, para crear cosas nuevas. Me dan ganas”.