La semana pasada, Jazmín Stuart, militante activa en el movimiento feminista de actrices, le dio una entrevista radial al programa Show Attack con el objetivo de hablar de la marcha que se iba a concretar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pero terminó protagonizando un escandaloso cruce con Sol Pérez, quien no coincidió con su pensamiento y no dudó en plantar su firme contrapunto.
Uno de los varios cruces que intercambiaron comenzó cuando Jazmín intentó explicar el malestar que sintió en Informados de todo, el programa de Guillermo Andino: “Me parece perverso que inviten a una madre cuya hija falleció de una manera brutal, víctima de un femicidio, y cuando ella está removiendo su memoria, con lo doloroso que es eso, la interrumpan con una cortina musical que entra de una manera violenta, para pasar a una noticia que no era urgente y podía esperar”. Ahí, Pérez comentó: "Perdón pero yo estaba viendo el programa y al contrario de lo que vos decís, no me pareció desubicado, pero no estuvo bueno lo que dijiste. No es que hablaban de una nota color que podía esperar, sino que le dieron aire a Carmen Barbieri que hablaba de la salud de su hijo y estaba en la calle”.
A partir de ahí la nota se puso caliente, Sol trató a Stuart de poco sorora al sentirse descalificada cuando la actriz le preguntó si ella era periodista, y la conversación nunca retomó un buen rumbo.
“¿Es periodista la persona con la que estoy hablando?”, indagó Jazmín. A lo que Sol Pérez contestó enardecida: “Soy estudiante de derecho. ¿Cuál es tu problema? ¿Tengo que tener un título para preguntarte? ¿Vos hablás de sororidad? ¿Cuál es tu sororidad? Me parece que vos sos una irrespetuosa y preguntás si tengo o no un título para preguntarte… ¡¿A quién te comiste, flaca?!”. Al final, Jazmín Stuart convocó a la marcha y cortó la comunicación.
"(Sol Pérez) grita, no me deja hablar, se refiere a mí como “Nena”. Tergiversa lo que digo, interrumpe".
Los días pasaron, la nota se replicó en los medios y las críticas no tardaron en llegarle a la actriz por las redes sociales, espacio virtual en la que la calificaron de machista y cuestionaron su empatía con Pérez.
Lejos de dejarlo pasar, Stuart hizo un contundente descargo en Twitter, explicando los hechos y dando su punto de vista: “Me llaman de una radio que no conozco. Me dicen que es para hablar del 8M (ese día marchábamos). Durante la entrevista percibo un poco de desinterés real en los reclamos que simboliza el paro feminista y cierta provocación en las preguntas. Pero sigo. En un momento una mujer a quien no conozco (no miro mucha tele de entretenimiento), me dice que le pareció mal que repudie en TV la interrupción a una madre en pleno relato del femicidio de su hija. Le explico que me parece una falta de respeto y que no se la puede interrumpir. Que no importa cuál sea el motivo, se puede esperar a que esa madre termine su relato. (Esto quiero decir, pero me interrumpe gritando “¡No te importa la salud de Federico Bal!”). Grita, no me deja hablar, se refiere a mí como “Nena”. Tergiversa lo que digo, interrumpe.
En ese momento siento como si me hubieran metido en el living de Mauro Viale en los 90’s, o en uno de esos programas donde bailan y se pelean. Yo siento que, si vamos a hablar del rol mediático en la cobertura de femicidios, ese no es un tono ni un encuadre posible.
Intento desarticular esa dinámica. Señalo, con calma: “Estás tratando de provocar polémica con algo serio, no está bueno”. Sus gritos me siguen interrumpiendo. Y ahí decido pedir que el diálogo continúe con el conductor (solo porque parecía más calmo, fuera hombre o mujer).
"En ese momento siento como si me hubieran metido en el living de Mauro Viale en los 90’. Yo siento que, si vamos a hablar del rol mediático en la cobertura de femicidios, ese no es un tono ni un encuadre posible".
La tensión sigue. Se me ocurre preguntar si ella es periodista, porque realmente me cuesta entender que alguien que ejerce el oficio elija manipular una entrevista tan disruptiva y atropelladamente. Quizás no sea programa periodístico y no me enteré. Silencio. El conductor duda.
Finalmente dice que “tiene mucha presencia en los medios”. Otro silencio. Unos segundos después, ella indignada por la pregunta, grita algo así como “¿qué te comiste, nena?” y siento que se perdió el foco, que se amarilleó un tema importante y que no tiene sentido seguir al aire.
Reitero la convocatoria a la marcha y me despido con calma. Unos minutos después hablo por teléfono con el productor del programa. Dialogamos con calma y respeto. Le cuento que, una vez más, me preocupa que temas importantes se sensacionalicen de esa manera.
Me pide disculpas y me explica “Sol está alterada por el problema de salud de su amigo Federico, por eso se puso así”. Ahí entiendo que ella se vio afectada por algo personal y que tuvo una lectura errónea de mi señalamiento en la TV, que nada tenía que ver con Bal, está claro.
"Quieren sangre, ese es su negocio. Y yo pienso: una vez más nos manipulan. Una vez más corren el foco para que no hablemos de lo importante".
Le ofrezco al productor charlar con ella en privado, pero no sucede. Ahí comprendo: ella habla de algo personal y yo estoy hablando de algo colectivo: 70 femicidios en 2020. Pienso una vez más qué difícil es instalar una conciencia colectiva en los medios y qué importante sería.
Tres días después, atacan masivamente mis redes, agrediéndome. Los medios, una vez más instalaron la idea de “enfrentamiento entre mujeres”, y arengan al público a tomar partido. Quieren sangre, ese es su negocio. Y yo pienso: una vez más nos manipulan. Una vez más corren el foco para que no hablemos de lo importante. Y así nos mantienen distraídas, mientras una de nosotras es asesinada cada 23 horas en Argentina... Van a tratar de confundirnos y callarnos. Pero cambiaremos el paradigma, aunque la revolución no se televise”.