Blanca, la niña que quería volar es el libro con el que Benjamín Vicuña eligió homenajear a su pequeña, que murió el 8 de septiembre de 2012 en Chile, luego de estar internada una semana por una bacteria.
El actor eligió un exquisito diseño, con fotos familiares, poemas de distintos autores, 10 actos escritos por él y prólogo de Gabriel Rolón, en el que cuenta más sobre la historia de su hija mayor, fruto de su relación con Pampita.
Con muchísima valentía y sensibilidad, Benjamín narra: "Me tocó vestir a mi hija para su funeral (...). Mi primera reacción fue negarme. (...) Finalmente lo hice, y siempre se lo voy a agradecer (N. de la R.: a una amiga de Pampita que se lo pidió) porque en ese momento me di cuenta de que Blanca ya no estaba ahí".
Vicuña relata con calidez, cercanía, empatía y por supuesto muchísimo dolor, cómo fueron los días de Blanca en la clínica, el sacudón que vivió tanto su matrimonio como toda la familia tras la tragedia, pero también detalles preciosos sobre la vida de la niña desde que estaba en la panza de su mamá. También describe con amor, respeto y admiración a Pampita y reconoce lo difícil que fue permanecer juntos luego del "tsunami".
Uno de los momentos más desgarradores contados por el actor (y ahora escritor, pues se merece el título luego de su ópera prima) tiene que ver con un subtítulo que reza: "Un cuerpo que no es". Con muchísima valentía y sensibilidad, Benjamín narra: "Me tocó vestir a mi hija para su funeral (...). Mi primera reacción fue negarme. (...) Finalmente lo hice, y siempre se lo voy a agradecer (N. de la R.: a una amiga de Pampita que se lo pidió) porque en ese momento me di cuenta de que Blanca ya no estaba ahí. Ver el cuerpo, cumplir con determinados ritos, es algo necesario para poder despedirte, o empezar a despedirte".
EL TEXTO INÉDITO DE PAMPITA EN BLANCA, LA NIÑA QUE QUERÍA VOLAR
Sobre el final del libro, en el décimo acto pautados por el autor, aparece un escrito muy especial. Vicuña explica: "Comparto unos textos íntimos y entrañables que escribió Carolina pocos meses después de la partida de nuestra niña y que generosamente me cedió".
El título es Blanca y así comienza: "No hay día en el que no me sienta desesperada. Las lágrimas no se acaban y los gemidos de dolor tampoco. Es como si el tiempo se hubiera detenido y mi cuerpo se moviera pero mi alma estuviese estancada en el fondo de un pozo ciego".
Más adelante, la conductora continúa: "Mi Blanca hermosa, me vuelve a la mente tu dibujo volando con alas y los corazones que iluminan. ¿Qué quisiste decir? ¿Acaso sabías que te irías? ¡Cómo no lo supe! Te hubiese besado y retenido entre mis brazos sin soltarte, desafiando hasta a Dios si hubiese sido necesario".
Pampita: "¿Acaso sabías que te irías? ¡Cómo no lo supe! Te hubiese besado y retenido entre mis brazos sin soltarte, desafiando hasta a Dios si hubiese sido necesario".
Pampita también escribió: "No sé cómo haré mañana para salir de la cama, ni sé cómo lo logré esta semana, cómo converso con la gente y cómo cuido a Beltrán (N. de la R.: que había nacido el 8 de junio de 2012 y cumplía 3 meses el día en que murió Blanca)".
En otra parte de su conmovedor relato, la conductora señala: "Las fotos de ella me matan pero también me encantan. Las que tengo en el teléfono las miro todo el tiempo... Estaba tan grande y hermosa. El último tiempo no paraba de admirar esa belleza en la que se estaba convirtiendo. ¡Se lo dije tanto en el viaje a México! Y también en la clínica los primeros días".
El texto es extenso y muy emotivo y hace referencia a los días 8, los más díficiles, en los que se cumple un nuevo mes de la muerte de Blanquita. Pampita también reveló cómo fue una de sus primeras visitas al cementerio junto con Bautista y Beltrán (Benicio todavía no había nacido). "Leí su nombre escrito una y otra vez: Blanca Vicuña Ardohain. Tardé un rato en reaccionar y empezar a llorar, pero cuando empecé fue como explotar por dentro".
UN RELATO AMOROSO
Blanca, la niña que quería volar es un bálsamo en medio de tanto dolor, una suave brisa que narra una tragedia pero desde el amor, la empatía, la dulzura y el recuerdo. Benjamín Vicuña, el autor, logró transmutar la tragedia y convertirla en algo bello. Pampita cediéndole al papá de su hija mayor sus textos, logra completar un relato íntimo, hondo y humano. Sin golpes bajos, con un criterio estético muy bien logrado y palabras detalladamente elegidas.