Hasta ahora Cinthia Fernández (32) se había limitado a contar que habría sido víctima de “violencia verbal y física” a manos de Matías Defederico (31), y este viernes se animó a dar los detalles del infierno que habría vivido en abril de 2016 en Arica, Chile. Ese aterrador episodio tendría como testigo a Olga, la niñera de las mellizas Bella y Charis (7) y Francesca (6) por ese entonces.
“Una noche volvió a las ocho de la mañana, totalmente borracho, en un estado que acostumbraba a verlo. Le pregunté que dónde había estado, una pregunta normal en una familia, que era lo que yo pretendía. Agresivo, me respondió ‘no me rompas las bo…, que no me jodás’. Insistí y se tiró a la cama porque no se podía mantener en pie”, comenzó Cinthia.
“Yo le agarré el teléfono para saber dónde había estado, y él como pudo se levantó. Yo me encerré en el baño, él empezó a las patadas contra la puerta y entró mientras yo trataba de ver qué tenía en el celular”.
“Una noche volvió a las ocho de la mañana, totalmente borracho, en un estado que acostumbraba a verlo. Agresivo, me respondió ‘no me rompas las bo…, que no me jodás’. Insistí y se tiró a la cama porque no se podía mantener en pie”.
Ahí, aclaró:“Mis hijas estaban durmiendo en otra habitación, yo confié y apelé a que la niñera escuchara los gritos y se encerrara con mis hijas en la habitación”.
“Entonces, me sacó el teléfono de la mano y lo estalló contra el piso. ‘¿Esto querías ver hija de p…? Ahí está, míralo ahora’. Después de tirarlo me agarró del cuello, me levantó contra la pared y sentía que me iba a morir. Lo único en que pensaba era que ojalá Olga entrara a la habitación con mis hijas y no lo dejara pasar”, enfatizó.
“Entonces, me sacó el teléfono de la mano y lo estalló contra el piso. ‘¿Esto querías ver hija de p…? Ahí está, míralo ahora’. Después de tirarlo me agarró del cuello, me levantó contra la pared y sentía que me iba a morir".
Con lágrimas en sus ojos, Cinthia recordó: “En un momento de verdad pensaba que me moría porque no podía respirar. Cuando se ve que él se dio cuenta, o yo cambié de color en el semblante mientras le hacía señas con las manos, me soltó y caí de rodillas al piso. Entonces, me agarró del cuello y me puso la rodilla en la espalda. Mi cara quedó apoyada contra el piso, mientras me decía ‘ahí tenés, hija de pu…’. Salí del baño para la habitación y me tiró contra la cama. Ahí mi dedo del pie se enganchó con el acolchado y se dio totalmente vuelta. No entienden el dolor que sentí en ese momento, empecé a gritar”.
"Cuando ful al hospital de Arica fue por este ataque, fui a las cuatro de la madrugada. No saben lo que fue, no podía pisar del dolor. Yo esperé a que él se durmiera porque tenía miedo de que hiciera algo, siempre pensando en mis hijas. Por eso, le dije a Olga que agarre un cuchillo y se encierre en la habitación con las nenas y que no salga por nada del mundo. Me fui sola, no tenía obra social, le saqué plata a él de la billetera porque tampoco tenía plata. Fui a hacerme una placa, que cuando volví a Buenos Aires le dije a Olga que se las llevara a su casa porque si él las veía me mataba, porque eso era una prueba", explicó.
"Fue muy traumático, porque al día siguiente fui a la agencia de viajes, pero no tenía manera de cambiar los pasajes de vuelta porque es algo que arregla el club con la agencia. Fue una desesperación absoluta, porque éramos las tres nenas, Olga y yo, y claramente no tenía los 6.000 dólares. Y estaba presa, no me podía ir", concluyó Cinthia Fernández sobre el infierno que afirma haber padecido a manos de Matías Defederico, hace cinco años en Chile.
Si sufrís violencia de género pedí ayuda llamando al 144.