En las últimas semanas salieron a la luz las pericias psicológicas que le hizo la Justicia a Barbie Vélez (22) y Federico Bal (26). Además de unos escandalosos chats de la expareja que serían tenidos en cuenta en el proceso de acusaciones cruzadas.
En ese contexto, el tema volvió a tomar estado mediático y los protagonistas, como sus familiares, se vieron afectados por los dichos.
De bajo perfil, Gonzalo Agostini (16), el hijo de Nazarena Vélez y Daniel Agostini, decidió romper el silencio a través de una contundente carta en la que expresa su tristeza por ver a su hermana sufrir por la condena social que está recibiendo, tras denunciar a Bal por violencia de género.
Las palabras que Gonzalo compartió en Instagram:
La importancia del dolor:
Jamás me expreso mediáticamente, no porque no tenga qué decir, simplemente así soy, un pibe común que vive cerca del ruido pero sin sumarse a el. Mis padres son los populares, famosos. Yo no.
Pero nada me revela y me logra angustiar más que las lágrimas de una mujer.
Hace meses veo el profundo sufrimiento de mi hermana, Bárbara, y en silencio y con hombría de bien, que mis viejos me criaron, traté con toda la familia de acompañarla desde el respeto y el amor.
Hoy nuevamente utilizo el respeto que me inculcaron, pido que dejen a mi hermana en paz.
Estas Fiestas brindaré (sin alcohol, no me dejan y tampoco me gusta) para que seamos más solidarios con quienes sufren. Tengamos la tolerancia de entender que no siempre lo que dicen o nos muestran es tan real y que ante cada agresión del otro lado hay una familia que la está pasando mal, muy mal.
Repito, esto no es contra nadie. Es a favor de millones de mujeres que fueron sometidas a una inimaginable humillación (piel de gallina). Y, encima, sufren una injusta condena social y pública: 'Que se joda por loquita', 'Con razón le pegó si es insoportable'. Es como ver a mis amigas en minifaldas o sexies y justificar si alguien se quiere propasar con ellas...
Con mis 16 años y como hombre, repudio todo tipo de agresión. Dios y la Justicia tendrán la última palabra. pero mientras tanto, no soporto más ver a mi hermana llorar.