La publicación para la venta de casi todo lo que tenía en su casa, desde muebles a electrodomésticos, fue la forma de Camila Salazar (29) de comunicar que se iría del país. La idea de la actriz es instalarse desde el 13 de marzo en Ibiza junto a su esposo, Juan Ignacio "Mela" Meliton (41) y Tita, la perrita que adoptaron hace dos años, según contó a Ciudad en una entrevista.
En medio del apuro por tener todo listo antes de irse una semana de vacaciones a Estados Unidos, mientras estaba cerrando las ventas de sus pertenencias, armando las valijas, etiquetando y empacando todo tipo de cosas, la hermana menor de Maite, Marisol y Luciana Salazar (41), se hizo un tiempo para conversar sobre su decisión de emigrar.
“Este proyecto lo teníamos en mente hace un montón de tiempo, teníamos muchas ganas de irnos. Sobre todo mi marido. Hace muchos años lo habían llamado desde allá para trabajar en una radio, pero en ese momento no lo agarró porque sus hijas eran muy chiquitas (N del R: Mela es padre de una nena de 8 años y otra de 10, fruto de dos relaciones diferentes). A los dos nos gusta viajar un montón, conocer culturas y gente. Siempre tuvimos la idea… Y como él es ciudadano español y estamos casados, vamos con los papeles en orden”, comenzó Camila.
"La pandemia nos terminó de dar el empujón porque nos dimos cuenta de que podíamos seguir manteniendo la comunicación con la familia, más allá de que vamos a extrañar el contacto".
-¿Qué los determinó a irse ahora entonces?
-En 2019 había arrancado a trabajar en Animadas como conductora junto a Dalia Gutmann y Connie Ballarini, un proyecto en TV Pública Argentina que me encantaba, estaba fascinada, muy contenta porque generaba re lindo contenido para los emprendedores. Por eso habíamos puesto el proyecto en pausa. Pero con el cambio de gobierno, como veníamos de la gestión macrista, hubo cambio de programación y no volvimos. Encima pasó lo de la pandemia y fue un golpe durísimo. Todos nos comunicábamos con la familia por WhatsApp, videollamadas y demás. La pandemia nos terminó de dar el empujón porque nos dimos cuenta de que podíamos seguir manteniendo la comunicación con la familia, más allá de que vamos a extrañar el contacto. Esto nos demostró que no tenemos que estar arraigados a cosas que se pueden resolver de otra manera.
-¿Ya eligieron la casa donde van a vivir?
-No. Vamos a alquilar por Airbnb por un mes porque por más que Mela sea ciudadano español, hay que sacar unos papeles allá. Entonces, aprovecharemos para conocer la isla para ver la zona que más nos convence para alquilar algo permanente, porque tengo que ir a verlo personalmente.
-¿Qué pasó con el hogar familiar?
-Nosotros habíamos remodelado toda la casa, porque habíamos tomado la decisión de quedarnos por mi trabajo. Hasta que un día le dije a Mela que nos fuéramos a España, pero que él se encargue de todo porque no me iba a poder desprender de nada. Por suerte, pudimos vender el departamento, porque era complicado en el contexto de la pandemia. Nosotros lo habíamos comprado con un crédito UVA y en la pandemia no solo le achicaron el sueldo a mi marido, sino que tenía que seguir manteniendo a sus hijas. Toda esa incertidumbre nos hizo pasar un año duro.
"En este momento de mi vida no tengo proyectos de ser madre. Mi marido es padre de dos niñas. Eso me hizo vivir en carne propia lo que implica tener hijos. (...) Además, Mela se hizo la vasectomía".
-¿Cuáles son las cosas de las que más te costaron desprenderte?
-Mis plantas y mi huerta. Eso me destruyó el corazón. La idea es encontrar un hogar que tenga patio o jardín para recrear la huerta. El tema es que allá el agua es carísima y la mayoría de las casas con jardín tienen pasto sintético. La gente no anda usando el agua para regar plantas. Tendré que ver con qué me encuentro.
-En el medio te recibiste de psicóloga.
-Sí, así puedo hacer todos los trámites para homologar el título en España. Allá tengo que tener matrícula para poder ejercer. Yo me voy sin trabajo, pero tengo la cabeza súper abierta, me gustan hacer demasiadas cosas. Sigo siendo docente en la Universidad de Belgrano, y si sigue la modalidad virtual podría seguir dando clases. Pero me voy con el paraguas abierto para hacer lo que sea, no es algo que me preocupe. Aunque antes sí me preocupaba dejar todo en Argentina, como las alianzas con las marcas. Lo hago para seguir nuestro sueño.
-¿Qué va a hacer Mela allá?
-Si sale todo bien, tiene un proyecto entre manos. También decidimos hacer base en Ibiza porque tiene a su hermana allá, siempre es bueno tener un familiar cerca. Si se da el proyecto de él, nos quedaremos. Y si estamos los dos sin trabajo, ir a las grandes ciudades habilita mayores posibilidades laborales.
"Superamos los momentos de crisis por emigrar con terapia de pareja. La empezamos antes de esto para mejorar, tener una tercera mirada sobre conflictos de la vida diaria, uno a veces necesita un mediador".
-Más allá de tu cuñada, ¿tenés afectos en España para que te contengan?
-Tengo muchos amigos allá, sobre todo viviendo en Madrid. Yo también tengo familia allá por parte de mi papá. Y cuando nos fuimos de luna de miel nos enamoramos de España, su cultura y la forma de ser de las personas. Los españoles son muy cálidos y no siente que no se fue de Argentina, por eso elegimos España.
-Como matrimonio joven, ¿se imaginan siendo padres en Europa?
-Sinceramente, en este momento de mi vida no tengo proyectos de ser madre. Mi marido es padre de dos niñas. Eso me hizo vivir en carne propia lo que implica tener hijos, desde lo económico hasta otras cosas que vi y dije ‘no sé si estoy preparada para todo esto’. Siento que si no lo hubiese vivido pensaría en tenerlo por no haber visto todo lo que implica. Obvio que después la maternidad es hermosa y da muchísimas gratificaciones, pero me da asfixia pensar que hay alguien al que voy a tener que darle respuestas toda mi vida. Somos de la generación que queremos vivir nuestras propias experiencias, ser más libres, antes que cargar con otras responsabilidades… A la vez, mi marido tiene una vasectomía, así que todo va a tener que ser muy pensado. Y cuando es tan pensado, termina siendo más por el no que por el sí. Por si el día de mañana quiero tener un hijo no está en mi cabeza dónde va a nacer. Si lo tengo, nacerá donde estemos bien con mi marido. Obvio que voy a querer que esté rodeado de familia.
-¿Cuándo se hizo Mela su vasectomía?
-Antes de empezar a salir. De hecho, ¡la estrenó conmigo! Ja.
"Amo la cocina y uno de mis sueños sería tener un restaurante de comida al paso".
-¿Les costó concretar el deseo de emigrar?
-La mudanza es un momento de crisis, imagínense una mudanza de país, no es que me puedo llevar mis cosas sino que las tengo que vender. Son cosas que nos hace cargar nuestro presupuesto allá. Pasé por todos los estadios. La angustia de dejar el auto que tanto me costó comprar, pero tenía amigos que me decían que piense en lo positivo. Que capaz con esa plata del auto iba a poder alquilar algo durante un mes en Ibiza. Sigo teniendo la ansiedad de saber qué no va a pasar, por más que mi marido tiene todo súper organizado en planillas Excel, y planificados los diferentes panoramas. Pero hasta no estar allá y vivirla, no se sabe.
-¿Cómo superaste esos momentos de crisis?
-Con terapia de pareja. Que la seguimos haciendo y nos ayuda un montón, amamos a nuestra terapeuta. Es muy importante formar un equipo en estas situaciones. Que el proyecto y el trabajo sea de a dos de verdad. La vamos a mantener porque hace bien hacer terapia, siempre que el profesional sea bueno. Cuando dejé mi departamento pensaba en hacer un video con una historia, pero en el momento me agarró angustia y le dije que era mejor hacerlo rápido sin quedarse con la nostalgia.
-¿Por qué arrancaron la terapia de pareja? Se casaron en septiembre de 2019, tras dos años de relación...
-Por empezar, como psicóloga no hay nada con lo que le tenga menos tabú que con la terapia. La empezamos antes de esto y fue para mejorar, tener una tercera mirada sobre conflictos de la vida diaria, uno a veces necesita un mediador. Lo cuento porque hay tanto tabú que estaría bueno hacer terapia de pareja. Obvio que uno tiene que poner mucho de sí porque es costoso. Pero si uno lo aprovecha y lo hace para bien es una gran herramienta. Además, por lo que dije, la crisis de emigrar, por los desencuentros que teníamos con Mela. También hay hijos, exmujeres y familia de por medio. Es una situación que requiere una base fuerte para enfrentarlo, y fue lo mejor que hicimos. Al margen, cada uno va a su sesión de terapia individual.
"No significa que sea para siempre. Amo mi país, tenemos tantas cosas. Me gustaría que las cosas fueran más sencillas, que no pongan tantas trabas cuando uno quiere crecer y emprender".
-¿Van a irse para siempre?
-No significa que sea para siempre. Amo mi país, tenemos tantas cosas. Me gustaría que las cosas fueran más sencillas, que no pongan tantas trabas cuando uno quiere crecer y emprender. Eso es lo que me hace dudar, sobre todo que sea tan difícil proyectar en el país, más allá de que una haga malabares. Además, tengo a toda mi familia acá. Lo primero que le dije a mi marido fue que iba a seguir viniendo a veranear a Mar del Plata, porque amo a la ciudad y a mis amigas. No me puedo terminar de desarraigar por completo. Mi marido también tiene a sus dos hijas, así que va a volar recontra seguido.
-¿Cuál es el objetivo o el sueño a cumplir con la mudanza?
-Mi objetivo de viaje es aprender y distribuir los conocimientos acá. El sueño del viaje es poder enriquecernos desde lo intelectual y cultural, y después transmitirlo como sea. Me voy con un recontra buen compañero, que es lo mejor que me pasó en la vida. Mela es un ser bellísimo, súper proactivo que todo el tiempo tira para adelante. Yo también soy recontra positivo y me gusta siempre rescatar lo bueno. El mejor panorama sería ir con trabajo seguro, pero vamos con un proyecto y yo con mi título de psicóloga. Amo la cocina y uno de mis sueños sería tener un restaurante de comida al paso.