Entre los sueños que se le truncaron a Fernando Báez Sosa (19) luego de ser asesinado el 18 de enero por un grupo de rugbiers en Villa Gesell estaba el de convertirse en un gran abogado. Luego de aprobar el CBC, el joven estaba listo para comenzar la carrera de derecho en la UBA, y con su familia bromeaba respecto a su modelo a seguir.
En una mezcla de admiración y juego de palabras, el letrado apuntado era nada menos que su tocayo, Fernando Burlando. De ahí que Burlando sea quien hoy encabeza la querella en la causa penal que investiga la fiscal de Verónica Zamboni.
"La mamá de Fernando siempre me cuenta anécdotas sobre lo que proyectaba él para la abogacía, y son relatos muy alegres pero por momentos desgarradores”.
Entonces, en diálogo con radiomitre.com, el abogado contó cómo fue que se convenció de tomar el caso: “Yo estaba de vacaciones fuera del país cuando me empezaron a llegar videos de las manifestaciones de Graciela y de Silvino, los papás de Fer. Ahí decían que el proyecto de su hijo era estudiar derecho y me tenía a mí como referencia de lo que podía ser su futura profesión. Eso en lo personal me emocionó muchísimo y dadas las circunstancias creí que tenía que ofrecerme por lo menos para dar una mano desinteresadamente. En el proyecto de Fernando estaba mi apellido”.
Y continuó: “La mamá me dijo que Fernando decía que quería ser el nuevo ‘Burlando Báez’, que le diga así. Y yo le escribí a Graciela en un mensaje que su hijo seguro que iba a ser muchísimo mejor abogado que yo”.
“Es muy fuerte. Uno sabe que hay muchos chicos que deciden iniciar sus carreras y nos tienen como referencia, lo que desde mi punto de vista es un error. Pero es un gran honor que una criatura se lance a estudiar, proyecte y nos tome como modelo. Primero lo vi en video, y después Graciela me lo cuenta de esa manera tan sencilla que tiene para explicar y mostrar emociones. Jamás vi una persona que pueda transmitir el dolor que sufre con tanta realidad. Ella siempre me cuenta anécdotas de Fernando sobre lo que proyectaba para la abogacía, y son relatos muy alegres pero por momentos desgarradores”, reflexionó Burlando sobre los objetivos de Fernando Báez Sosa.