En los diez años que estuvieron juntos, Pampita y Benjamín Vicuña atravesaron de todo: un polémico comienzo en medio de la ruptura de la top con Martín Barrantes, los nacimientos de sus cuatro hijos, los constantes rumores de infidelidad del chileno, la trágica muerte de Blanca y una separación escandalosa.
Justamente, Vicuña habló a fondo sobre el polémico final de su historia de amor con Pampita en una nota exclusiva que le dio a Caras Chile.
Luego de que el galán asegurara que hoy está “tranquilo y feliz”, la periodista le preguntó cuánto le costó conseguir esa calma tras la difícil separación de su ex tras el infame escándalo del motorhome con la China Suárez, su actual pareja, a fines de 2015.
¿Qué errores asume en esa historia? “Que en la vida puedes hacer muy feliz a otro y también hacer daño o que te dañen. Todos nos equivocamos. Fue un período complicado"
“Fue horrible. Por supuesto que en algunas cosas me equivoqué, y otras fueron muy injustas que generaron mucho dolor y miseria. No existe un listado de aprendizaje, hay cosas que vas entendiendo desde el cuerpo, que asimilas de a poco. Hoy ya sé lo que no quiero y entendí que hay situaciones que no puedo cambiar y otras que escapan de mi control y responsabilidad. Cada persona tiene una historia, con la diferencia que la mía se hizo pública, lo que me avergüenza y molesta. Al parecer es parte del paquete. Intento preservar lo que se pueda y otras escapan de mis manos”, aseguró Vicuña.
¿Qué errores asume en esa historia? “Que en la vida puedes hacer muy feliz a otro y también hacer daño o que te dañen. Lo importante es distinguir, darte cuenta, establecer criterios y aprender de eso. Todos nos equivocamos. Fue un período complicado”.
"Cada persona tiene una historia, con la diferencia que la mía se hizo pública, lo que me avergüenza y molesta. Al parecer es parte del paquete. Intento preservar lo que se pueda y otras escapan de mis manos"
Además, reveló qué costos le trajo a su imagen el rótulo de infiel: “De lo que se dijo no iba a salir a cuestionar ni a defenderme porque eran temas sensibles y delicados. Esperé que las cosas decantaran. Me importa la opinión de mis hijos y punto. Las versiones que se dijeron ya están, no me puedo hacer cargo, son parte de los mitos urbanos. Me separé como cualquiera, con el dolor y la frustración que significa, añadiendo esos ingredientes externos. Me concentré en transitar en eso… Mirando hacia atrás, los dolores no se restan, se acumulan. Se murió mi hija, a los dos años me separé. Sin embargo, el ser humano tiene la maravillosa posibilidad de la resiliencia, de un renacer. Hoy me hago cargo de todo lo bueno y lo malo; tengo una familia maravillosa que es clave, una mujer increíble, alegre, sana, a quien me unen muchas cosas”.