A simple vista, Ben Affleck podría tenerlo todo: es dueño de una carrera brillante en Hollywood, trayectoria que le valió un premio Oscar por Argo, film que escribió, dirigió y protagonizó.
Sin embargo, el alcoholismo y el consumo abusivo de sustancias, enfermedades que padece desde hace años, cada tanto lo sumen en períodos de oscuridad, de los que emerge para luego recaer.
Decidido a retomar el timón de su vida y a punto de estrenar The Way Back, una de las cuatro películas que este 2020 lo tendrán en pantalla, el actor se abrió en una entrevista en la que se explayó, como nunca, sobre sus problemas de adicción.
Es que el papel que interpreta en este filme, un entrenador de baloncesto que llega a rehabilitación luego de arruinar su matrimonio debido a la bebida, lo toca profundamente. “Las personas con comportamiento compulsivo, y yo soy uno de esos, tenemos este tipo de molestias básicas todo el tiempo de las que nos intentamos deshacer”, arrancó Affleck al referirse a su experiencia personal.
“Estás tratando de sentirte mejor comiendo o bebiendo, teniendo sexo, jugando o comprando o lo que sea, pero eso termina empeorando tu vida".
Y siguió: “Estás tratando de sentirte mejor comiendo o bebiendo, teniendo sexo, jugando o comprando o lo que sea, pero eso termina empeorando tu vida". "Luego haces más para que esa molestia desaparezca, entonces comienza el verdadero dolor, se convierte en un círculo vicioso que no puedes romper. Eso es, al menos, lo que me pasó a mí”, dijo.
El actor señaló su larga crisis matrimonial con la actriz Jennifer Garner, de quien se separó finalmente en 2018, como un punto clave en su descarrilamiento emocional.
“Bebí relativamente de manera normal durante mucho tiempo. Lo que sucedió fue que comencé a beber más y más cuando mi matrimonio se estaba desmoronando, esto fue entre 2015 y 2016. Mi consumo de alcohol, por supuesto, creó aún más problemas matrimoniales", aseguró.
En este sentido, el artista dijo que su divorcio es de lo que más se arrepiente en la vida y que aún siente culpa.
Sin embargo, indicó que pudo superar la vergüenza, un sentimiento que definió como "realmente tóxico": "No hay nada positivo que obtener de la vergüenza. Es solo una sensación tóxica y horrible de baja autoestima y autodesprecio".
"Comencé a beber más y más cuando mi matrimonio se estaba desmoronando. Mi consumo de alcohol, por supuesto, creó aún más problemas".
Finalmente, Ben reflexionó sobre cómo se puede salir adelante y dijo lo mal que le hizo obsesionarse con sus "fracasos y recaídas”.
“Ciertamente he cometido errores, he hecho cosas de las que me arrepiento, pero tienes que levantarte, aprender de ello, aprender un poco más, intentar avanzar", cerró.