En ATAV 2, la problemática del VIH, llamado SIDA en 1984, es uno de los temas destacados de la trama y Eduardo (Francisco Donovan) se transformó en la primera víctima fatal de esa enfermedad en la ficción de eltrece, dejando a su pareja Walter Gaitta (Rodrigo Raffetto) desolado.
Eduardo murió, feliz, en los brazos de Walter, luego de que éste le cumpliera el deseo de sacarlo del hospital para llevarlo a dejar este mundo en casa, junto a sus amigos y seres queridos.
Pero en ese grupo no estaban los padres de Eduardo, que lo dejaron solo en cuanto se enteraron de sus preferencias sexuales y también de su enfermedad, y eso quedó reflejado en el rechazo que les manifestó el papá del joven en el velatorio.
Tras la escandalosa escena que montó el padre de Eduardo, Josema (Julián Pucheta) urdió un plan para robarle las cenizas de Eduardo a sus padres, aprovechando que Estela, la mamá del joven, se acercó a la casa de Walter para llevarse las cosas de su hijo.
WALTER PUDO QUEDARSE CON LAS CENIZAS DE EDUARDO TRAS EL RECHAZO DE LOS PADRES DEL JOVEN
De esta manera, Ana salió del edificio fingiendo una descompensación, lo cual motivó a que el padre de Eduardo saliera del vehículo, dejando a merced de Walter las cenizas, pero fue descubierto por el hombre. “¿Qué es esto? ¡Dame esa urna! ¡Maricón de m…, te voy a matar!”, amenazó al médico.
El plan fracasó, pero al otro día, Walter recibió la visita de Estela en el hospital donde trabaja, y con la urna en sus manos. “Tomá. Tus amigos tenían razón. Eduardo hubiera querido estar con vos. Él siempre se aburría como una ostra con nosotros. No lo dejábamos hacer nada y se quejaba toda la vida. Mi nene. Yo lo amé como pude y lo voy a amar siempre. Y el papá también”, dijo la mujer, con lágrimas en los ojos.
“Señora… Estela no quiero tener problemas con su marido”, le dijo Walter, pero ella lo tranquilizó diciéndole que ella se iba a encargar de él. “Ustedes cuidaron a Eduardo, lo atendieron cuando yo no pude. Gracias. Y gracias a vos, Walter”, dijo ella.
“Si le sirve de consuelo, Edu se fue rodeado de amor”, le dijo Walter, con lágrimas en los ojos. “Si, de algo me sirve”, reconoció Estela, dejando la sala a puro sollozo.