Los 16 años de Alberto Crescenti (63) como director del bien podrían haberle provocado la pérdida de sensibilidad y la capacidad de conmoverse, pero por fortuna no fue así y, el martes por la mañana, se estremeció cuando contó su experiencia en la fiesta Time Warp. Eso a pesar de que, en su primera etapa entre 1991 y 1997, participó de los rescates del atentado a la embajada de Israel y la bomba a la AMIA, y de que desde 2006 a la fecha trabajó en los choques del tren Sarmiento en la estación de Flores y de Once. Además, colaboró en la tragedia de Cromañón en diciembre de 2004, donde vio escenas dantescas.
"Yo quiero dejarle un mensaje a los padres, discúlpenme… Hay que besar a los chicos a la mañana. No veamos más camas vacías, por favor se los pido…"
Invitado a Desayuno Americano para contar con qué se encontró cuando acudió a la fiesta que se realizó en el complejo Costa Salguero para atender a los jóvenes afectados por el consumo de drogas de diseño, el médico emergentólogo se quebró al aire. A pedido de Luis Novaresio, el experto le dedicó una reflexión a los padres: "Me gustaría que (los papás) me acompañen (a los rescates de sus hijos). Porque en dos semanas esto se puede olvidar. Pero nosotros no nos olvidamos".
"Es duro, discúlpenme. No se duerme a la noche (cuando los adolescentes salen). Es difícil… Se me vino a la mente la imagen de las camas vacías, ese chico no está más, los padres lo van a buscar…".
El director del SAME por otra parte reveló el estado en que estaban algunos de los cuerpos de los cinco chicos que no lograron sobrevivir: "Fueron muertes fulminantes. Se han encontrado cuerpos con hasta 43 o 44 grados de temperatura. Desmitificando el tema de la hidratación, eso habla que los compuestos han provocado una destrucción masiva del músculo estriado. Esos metabolitos levantan temperatura y el cuerpo humano soporta hasta 39.5 grados. Hablé de 43 grados, he visto mientras estaba en el shock room del Hospital Fernández que los médicos traían bolsas de hielo para tratar de hacerlos salir del cuadro". Al consultarlo por las reacciones de las familias de los chicos que sufren las consecuencias de este tipo de excesos, Crescenti se lamentó: "'Mi hijo no fue, mi hijo no es', (es lo que responden los papás). Es muy complicado".
Minutos después, cuando ya no podía resistir más la angustia, Alberto Crescenti llamó a la reflexión de los papás con sus ojos llenos de lágrimas: "Yo quiero dejarle un mensaje a los padres, discúlpenme… Hay que besar a los chicos a la mañana. No veamos más camas vacías, por favor se los pido…". Al notar la sorpresiva emoción del invitado, Novaresio le pidió que exprese lo que sentía: "Es duro, discúlpenme. Tengo dos hijos, de 35 y 31 años. No se duerme a la noche (cuando los adolescentes salen). Es difícil… Se me vino a la mente la imagen de las camas vacías, ese chico no está más, los padres lo van a buscar… A los chicos a la mañana hay que verlos y besarlos, no ver las camas vacías. Nada más".