Fue una mañana alborotada en FM Mega: dos de sus conductores mantuvieron un fuerte cruce al aire, ante la sorpresa de los oyentes... y de los presentes en el estudio de la radio.
Martín Ciccioli estaba al frente de No se desesperen, su programa radial mañanero, cuando Alfio Basile Junior, el hijo del Coco, que conduce De caño vale doble por las madrugadas enla misma emisora, ingresó al estudio sin pedir permiso para increparlo. Se vivieron momentos de tensión y hasta se rumoreó que hubo empujones y manotazos al aire.
Luego del incidente, que terminó con Alfito sacado del edificio por personal de seguridad, el conductor le contó lo sucedido a Ciudad.com: "Somos amigos con Alfito, se ve que tuvo una madrugada desafortunada, él entró de golpe al estudio, pero no fue más de ahí, ni siquiera me levanté de la silla".
-¿Qué fue lo que pasó?
-Estábamos haciendo el programa como siempre y Alfito se metió en el aire de golpe, yo lo recibí bien pero medio que decía incoherencias. El tema es que un estudio de radio no es joda y él se metió así... Lo dejamos hablar porque somos amigos y él también tiene un programa acá, pero después lo tuvimos que invitar a retirarse.
-¿Hubo alguna agresión?
-¡No! Ni siquiera me levanté de la silla, no hubo violencia. Sólo que se puso medio denso con lo que decía, pero no hubo ninguna trompada, empujón ni nada. Tengo la mejor con él, pero cuando se puso a decir cosas incoherentes lo invitamos a dar una vuelta manzana. El personal de seguridad de la radio se hizo cargo de la situación.
-El te recriminaba algo sobre la salida de Diego Recalde, el humorista de tu programa... Incluso llegó a escribir en su cuenta de Twitter: "Está lleno de 'colegas' abandonadores. Cagones, miedosos, etc. Te dejan tirado por renovar. Nido de ratas".
-Sí. Diego es un amigo, se fue del programa, pero yo sigo hablando, él ni lo conoce a Recalde. Lo que te puedo decir de eso es que los caminos se abren, hay ciclos que se cumplen, pero quedó todo bien.
-¿Qué tipo de relación tenés vos con Alfito?
-Él también es de la radio, somos amigos. Bah, eso creo. El momento no fue feliz para nadie, pero pienso que me pedirá disculpas y quedará ahí. Yo no soy rencoroso.