Se conocieron hace casi 25 años. En esa época ambos eran niños. Ella practicaba gimnasia y concurría al colegio de River, mientras que él ya pintaba para crack en el mismo club.
Matías Almeyda (38) y Luciana García Pena (34), tiempo después, se desarrollaron en sus respectivas carreras y se hicieron conocidos. En 1998 ella trabajaba como modelo y notera para Teleshow, ciclo que conducía Marley, y fue como enviada especial a cubrir el Mundial de fútbol de Francia, al que él fue con su camiseta celeste y blanca a competir.
Entoces, Luciana no lo dudó, puso primera, y en medio de una nota le dijo: "Matías, yo estoy enamorada de vos... ¡te amo desde que estás en el semillero de River!" (dale play al video para ver EL momento). Él no se quedó atrás, le pidió el teléfono y comenzaron a charlar, a la distancia, ya que Almeyda jugaba en el Sevilla: "No existía el tema del Skype y todo eso. ¡Era la época del fax!", recuerda ella en una extensa nota para la revista Para Ti.
Después vino el noviazgo, los viajes de Luciana a Italia, cada vez más frecuentes, la convivencia, el casamiento y Sofía (11), Azul (9) y Serena (6), las tres hijas de la pareja. "La mujer del jugador de fútbol tiene una vida solitaria. No hay primeros días de clases, cumpleaños, ni días de la Madre juntos. Además, yo soy de la vieja guardia: podría tener a una de las nenas volando de fiebre que no lo llamaba ni loca. Pero no me angustiaba, eran las reglas del juego y dependía de mí jugar o no. Me basaba en las experiencias de otras esposas de futbolistas, como las de (Gabriel) Batistuta, (Roberto) Sensini y (José) Chamot y me acoplé a ellas porque me gustaba su manera de proceder", rememora García Pena.
La ex modelo que decidió casarse hace 13 años con un jugador de fútbol (y ahora DT), analiza: "Se instaló el mito de que la mujer del futbolista se la pasa haciendo shopping. ¡Nada que ver! Yo me levantaba, iba al supermercado, a veces al gimnasio, limpiaba la casa, estudiaba italiano. Igual mi ocupación fundamental es acompañar a Matías. Jamás me quejé y eso fue clave para él".
Luciana dejó su carrera de modelo y notera para acompañar a su marido en su exitosa carrera en Europa y así lo cuenta: "Era otra época cuando yo era modelo y me encantó hacerlo en ese momento... Hoy el espectro es demasiado amplio para mi gusto: la que es modelo también es vedette, trabaja en la tele y arma escándalos. Además era muy difícil compatibilizar: o estaba acá y trabajaba o me quedaba en Italia acompañando a Matías. Y elegí esa vida. No siento que haya renunciado a nada".
El año pasado Matías Almeyda vivió uno de los momentos más difíciles de su carrera cuando decidió retirarse como futbolista y asumir con DT de River, el club de sus amores, pero con un ingrediente muy particular: debía jugar en el Nacional B. "El descenso fue fatídico y después fueron 363 días durísimos. Nunca me voy a olvidar la cara de Matías ni del llanto de mis hijas en la cancha el sábado (que el equipo logró ascender a Primera). Fue un momento difícil, pero mágico".
La esposa del DT también hizo lo suyo desde afuera: "Cada 15 días nos juntábamos a comer y a hablar de todo con todas las mujeres de los jugadores del equipo. Pensé que si todas tirábamos para el mismo lado, íbamos a ayudar a cumplir el objetivo". Y así fue.
Ya lo dice el dicho... "Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer".
Mirá el video del momento en el que Luciana García Pena le confiesa su amor a Matías Almeyda, durante el Mundial de Francia '98.