El robo ocurrió en apenas 37 segundos, pero fueron suficientes para que los ladrones se llevaran un importante botín. Todo ocurrió el domingo casi al anochecer en el exclusivo Alvear Palace Hotel, en pleno barrio de Recoleta. Allí, entre cuatro y cinco delincuentes armados se llevaron alrededor de una docena de relojes de una vitrina de exhibición que está dentro del lobby del hotel.
En el momento del robo, Mirtha Legrand estaba dentro del hotel tomando el té con su hermana y amigos. La protagonista de La Dueña se encontraba celebrando el día de San Juan cuando todo estalló. Por este motivo, la Chiqui habló con el diario Crónica.
“Todo era un caos. Fue un momento muy desagradable. Éramos nueve personas tomando el té, festejando el día de San Juan porque entre nuestros amigos había dos Juanes. De repente, escuché un estruendo fuertísimo y enseguida me di cuenta que se trataba de un robo. Las personas que estaban en el salón empezaron a correr y otros se resguardaban donde podían. Yo me quedé en la mesa tratando de calmar los ánimos, porque muchos entraron en pánico y todo era un caos”, dijo La Chiqui.
Y siguió: “Yo pensé en un momento que los ladrones habían disparado con sus armas pero, por suerte, fue la detonación de los vidrios. Hasta creí que iban a entrar al salón disparando, porque de los delincuentes se puede esperar cualquier cosa”.
“Los ladrones privilegiaron los relojes. Porque dejaron brillantes y esmeraldas muy valiosas, pero se ve que no les resulta tan fácil venderlas. En cambio los relojes son fáciles de reducir en los comercios del ramo. Además, era un día particular por el fútbol porque cuando llegamos, los porteros del hotel estaban mirando los partidos de fútbol. Eso también aprovecharon los ladrones. Se las saben todas”, agregó.
Por último, Legrand brindó más detalles del difícil momento que vivió: “Mi chofer estaba blanco del susto porque vio todo desde el auto. Yo lo cuento ahora tranquila, pero en ese momento estuve muy nerviosa y asustada. La noche del domingo no pude dormir de los nervios. A mi hermana también le pasó lo mismo. Fue muy desagradable. Ahora que recuerdo la situación, un amigo que estaba en nuestro grupo desapareció. No sabíamos dónde estaba. Y de repente lo escuchamos que gritaba 'Chiquita, Chiquita'. ¡Resulta que estaba debajo de la mesa!”, cerró, conmocionada.