El nuevo capítulo de Perdidos en la tribu siguió con la trama de emisiones anteriores como sucede en cualquier ficción televisiva, aunque en esta ocasión se trate de una especie de documental que intenta transmitir situaciones reales, no ficcionales.
Por un lado, el programa continuó explotando las diferencias culturales en torno a la estética y la vagancia, que provocan la mayoría de los conflictos de Brenda y Nayla Villoslada. En esta ocasión, Brenda fue objeto de críticas por parte de la tribu al negarse a sacarse el pantalón porque sus piernas no estaban depiladas. Si, si, aún en medio del desierto, a la pequeña le preocupa que las nativas no vean esa parte del cuerpo en perfecto estado de suavidad y brillo.
Otra situación que tiene que ver con las diferencias estéticas tuvo como protagonista a Nancy, la madre astróloga de la familia Funes y uno de los personajes más graciosos y exóticos de los argentinos. La semana pasada, una escena la había mostrado molesta porque no podía caminar en el barro, lo que la llevó a decir que quería ver cómo harían las integrantes de la tribu Mentawai para caminar en un shopping o por Palermo. Entonces, llegó el turno de la venganza y las hizo caminar con zapatos de tacos.
Otro de los nudos temáticos que se explota en el llamado “docu-reality”, tiene que ver con el embelesamiento de los hombres y mujeres de las tribus con los argentinos, que se han convertido en una especie de objeto platónico de deseo. De hecho, se pudo ver cómo cuatro miembros de la tribu se disputaron la atención de Nayla y Brenda y decidieron competir en una carrera de burros para obtenerla, y así ver cuál de todos era el más fuerte.
Algo parecido sucedió con otro de los nativos Hamer, que busca conquistar el corazón de Nicole Moreno. La pareja ya ha tenido encuentros a solas, aunque sin éxito. Por ahora, él le expresa lo que siente, y ella, medio confundida, ríe.
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