Desde su comienzo, el programa Perdidos en la tribu fue presentado como una experiencia intercultural entre familias de Occidente y tribus de Indonesia y África, de modo que se explotarían las diferencias en las costumbres de ambas partes.
De todas formas, el producto sostiene una mirada occidental sobre las conductas que se realizan en esas comunidades (sin indagar demasiado en la visión de las tribus), y en la última edición, esta característica sobresalió con el comportamiento de las hermanas Brenda y Nayla Villoslada.
Siguiendo los típicos lugares comunes por donde podría transitar un adolescente de clase media, las participantes mostraron su reticencia a ciertos hábitos, como levantarse temprano. Además, se destacaron las ideas y los temas con los que se podría llegar a sentir identificada la audiencia teen que las sigue.
“Ella pasaba mucho tiempo en su pieza, con la compu o con las cosas de allá…”, relató Nayla en referencia a su hermana que extrañaba su rutina. Luego agregó: “Acá descubrí que no es importante tener ropa de marca ni cuántos amigos tenés en Facebook, o si vas al mejor boliche o al peor, o cuántos chicos gustan de vos”. Por último, para dar cuenta de ciertos valores que le llamaron la atención en la tribu, concluyó: “Acá nadie te valora por lo que tengas materialmente, sino por lo que sos y si los hacés reír”.
Además de las anécdotas de las hermanas, se pudo ver de qué modo un integrante de otra de las tribus quiso acercarse a Nicole Moreno, de 17 años. Pero la charla no tuvo éxito debido a ciertos problemas de comunicación. “Necesito decirte que te estoy queriendo. Yo te estoy hablando de una cosa y vos me salís con otra”, le declaró el chico sin éxito, y ella, como pudo, le contestó.
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