Corría el año 2003 cuando la vida de Malena Vázquez Valenzuela cambió para siempre. Mientras veía una película de Woody Allen junto a su novio de ese entonces, sufrió un derrame debido a una malformación congénita que la dejó en coma durante quince días.
Su madre, María Valenzuela, no se despegó de su lado y a pesar de los desalentadores partes médicos –los doctores le advirtieron a la actriz que de diez pacientes con ese cuadro, ocho mueren- nunca perdió la esperanza.
Nueve años después, Malena habló como nunca de ese episodio que la marcó en forma definitiva en un mano a mano con Alejandro Fantino en Animales Sueltos: “No sé si fue un milagro, sino que es la fuerza que cada uno le pone a lo que vive. A mí me costó mucho la recuperación, después del derrame, dejé de caminar y hablar. Era como empezar de cero. Lloraba todos los días y no hablaba”, contó la joven.
“Me cuesta mucho armar las oraciones. Yo antes no era así, era polvorita, hablaba todo el tiempo y muy rápido. Ahora, me es muy difícil porque estoy pensando qué te voy a decir en dos minutos”, reveló Malena.
Sobre la fortaleza de su madre, dijo: “Mi mamá se fue desde mi casa cuando yo tuve el derrame el 10 de febrero y hasta el 30 de marzo no volvió a dormir a nuestra casa. Lo hizo cuando lo hice yo. Mi mamá se internó conmigo, dormía en la habitación de abajo o la de arriba”.
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