Y, finalmente, llegó el día más ansiado en la vida de Flor de la V: ¡fue mamá! La capocómica twiteó el jueves a las 19:15 : "El sueño más importante de mi vida, se hizo realidad. ¡¡¡Soy madreeee!!! De dos hermosos y saludables bebés: Paul e Isabella Goycochea. #LOVE".
Flor se encuentra instalada en Estados Unidos, donde decidió apostar por la maternidad mediante un vientra alquilado, hace una semana ya que quería estar presente en el momento del nacimiento de sus hijos. Su felicidad es total, y así lo dejó en claro a través de su cuenta en la red social: "Sí, ¡¡¡quiero gritar al mundo soy mamá!!!".
Ciudad.com pudo obtener información exclusiva del parto de los bebés, que fue por cesárea. A las 9:07 am, hora de Los Ángeles, nació Paul Alexander y, tan sólo un minuto después, a las 9:08, nació Isabella, un nombre que seguramente Flor eligió debido a su fanatismo por la saga de Crepúsculo. El niño pesó 3,100 kg y la nena 2,900 kg, y ambos se encuentran en perfecto estado de salud.
¡Desde Ciudad.com le deseamos muchas felicidades!
LA CARTA QUE LES DEDICÓ A LOS MELLIZOS:
Florencia no necesitó leer la emblemática frase de Walt Disney en alguna biografía. Algo absolutamente intuitivo en ella, aún cuando la sociedad la interpretaba con "él", lo sabía de antemano: "Si puedo soñarlo, puedo lograrlo", se decía, mientras su flamante identidad femenina todavía era un utópico capullo de almohada.
Tampoco leyó a Deepack Chopra cuando escribe que “nuestras intenciones claras son el camino para la realización de cualquier sueño que tengamos”. No hizo falta. Si de algo estaba segura, al menos desde sus encendidos 17 años, cuando se vistió por primera vez como mujer, es que ninguna adversidad (ni siquiera una infancia desmembrada, una juventud a contramarcha de lo aparentemente correcto, o incluso una condición biológica) podía detenerla. Su fuego interior era imparable.
"Aprendí que mi vida ya no es más mía: que puedo consagrarla a esas otras vidas que serán todo para mí"
Hoy, casi 20 años después, con esa monumental carrera artística cosechada a la par de su realización personal (que incluyó casamiento con Pablo Goycochea, el amor de su vida, y DNI de mujer), a Florencia no le quedan dudas. Lo que está viviendo es la manifestación real de sus sueños más grandilocuentes. Sin matices ni claroscuros. Porque a todo lo alcanzado, se suma la gran conquista de su vida: la posibilidad de ser mamá, a través de un vientre alquilado en los Estados Unidos. Desde la semana pasada, la capocómica está radicada en el exterior esperando el nacimiento de sus hijos que, se sabe, son mellizos y acaban de nacer, en la tarde del 25 de agosto. Y mientras las agujas parece cursar más lentamente que nunca, Flor se animó a compartir con Ciudad.com una carta íntima sobre las sensaciones que está experimentando en esta dulce espera:
"A veces, cuando pienso en mi vida, no dejo de valorar cada cosa que conseguí, porque nada ha sido fruto del azar o la fortuna. Cada conquista, cada cumbre, bien pudo haber sido un precipicio o una derrota definitiva.
Miro hacia atrás, y en esa cordillera hermosa que ha sido mi vida sobresalen algunos picos: mi primer beso enamorada, el día en que por primera vez me vestí de mujer, la primera noche en que pisé un escenario, la mañana en que recibí un documento con mi nombre, el casamiento con el amor de mi vida. Pero ninguna de estas cosas alcanza la intensidad, la profundidad, la complejidad de lo que siento hoy.
"Yo, por fin, mamá. Como vos, como usted, como tantas. Mamá: como la que tuve, como la que perdí temprano"
Aquellos logros fueron piezas de un rompecabezas al que fui armando con pasión, con voluntad y con sufrimiento. Ahora, por fin, el rompecabezas encuentra la pieza más importante, la que da sentido final a todo, la cumbre más alta. Desde esa cumbre podré gritarle al mundo que soy mamá, que todo lo que conseguí no fue más que una preparación, un ensayo, una antesala para este momento, decididamente el momento más importante de mi vida, porque es el momento en que justamente aprendí que mi vida ya no es más mía, que puedo darla, arriesgarla, ofrecerla, consagrarla a esas otras vidas que serán todo para mi.
Todo se superpone como en un vertiginoso film con un final perfecto: yo, por fin, mamá. Como vos, como usted, como tantas, como todas, como ninguna. Mamá: como la que tuve, como la que perdí tan temprano, como la que vuelve a renacer hoy en mí".
Una Florencia unplugged, cien por ciento auténtica, que vive su sueño con los ojos abiertos.