Eduardo Enrique Mir, Lalo para todo el mundo, se define a sí mismo como un animal de radio. Es, desde hace años, sinónimo de éxito en el éter. Tal vez por eso no extraña que sea él, con su ciclo en La 100, quien ponga en riesgo el liderazgo de Mario Pergolini en las mañanas de la FM.
Durante el último semestre, se consolidó en su horario matutino y terminó enero de 2011 a sólo 1.4 puntos de : 14% del share -el total de radios encendidas en FM- para Pergolini, 12.6 para Lalo Mir. Pero lo más notable es que a partir de las 10 de la mañana, La 100 se impone a la Rock & Pop, cuando históricamente Pergolini era el más escuchado, imponiéndose incluso a las AM.
De todos modos, Lalo no se agranda durante la charla íntima con Ciudad.com y mantiene el cariño y el respeto por quién fuera una suerte de discípulo.
No es una competencia, cada uno hace sus cosas. Con Mario nos conocemos de una vida".
-Con coinciden en el horario ¿Cómo llevas la competencia?
-No es una competencia, cada uno hace sus cosas. Con Mario nos conocemos de una vida. El salía de la secundaria y venía a pispear mi programa. Después trabajamos juntos en diferentes proyectos. Pero Mario hace la suya.
-Hoy están cabeza a cabeza en audiencia con Cuál Es?...
-Sí, estamos muy contentos. Creo que uno de los factores determinantes es la cantidad de años que Mario lleva en el aire. El es líder desde hace mucho, pero también de alguna manera todo ciclo tiene una curva, a veces más acelerada, otras menos. Y eso coincide con el trabajo de crecimiento de La 100 a nivel general, nuestro laburo y el afianzamiento en el aire.
-¿Cómo encontraron la fórmula?
-Hace 4 años armamos un equipo con María Eugenia (Maju) Lozano y . Al segundo año le encontramos la vuelta, al tercero nos liberamos y ahora estamos en nuestra salsa. Y también se acostumbró la audiencia. Siempre que uno entra a una radio con mucho público se genera un sisma, un quiebre entre los que no están de acuerdo con lo nuevo que viene y viven un duelo, y los que te seguían y se tienen que acostumbrar a un nuevo formato. Esto demanda tiempo. Y bueno, a nosotros se nos dio de manera progresiva, con La 100 como líder y nosotros ganando posiciones, cerca de Mario.
-¿Cuánto tiene que ver la buena química con ?
-Mucho. Son relaciones humanas, un programa de radio es un show de roles. Y un programa como el nuestro tienen mucho de reality. Porque si bien tenemos diferentes roles, la rutina hace que uno abandone el rigor del personaje y se establezcan lazos de amistad, donde cada uno es quién es. Y aparecen nuestras vanidades y tristezas, no las de los personajes.
Creo que sigo siendo ácido. Es lo que me caracteriza".
-¿Cómo hacés para animar la mañana cuando estás de mal humor?
-Sólo tengo cuatro o cinco días al año de mal humor. Me levanto muy temprano y tengo mecanismos para llegar a las 9 de la mañana en un 95% potable para realizar la tarea. En casos de pánico o enfermedad, falto, pero no suele pasar. Si estoy bien, vengo a la radio porque es lo mejor que me puede pasar, es un privilegio que no me puedo negar.
-¿Creés que estás menos ácido que en tus épocas de AM o de la Rock & Pop?
-Creo que sigo siendo ácido. Es lo que me caracteriza. Lo que cambió fue el tiempo, tengo unos cuantos años más. Y el espíritu rebelde es propio de otro momento, cuado no tenía hijas y tenía otra edad. Además era un país que salía de la dictadura. Y hoy formo parte de otro país, con una democracia plena. Más allá de las equivocaciones, estuvimos eligiendo los gobiernos y eso hace que uno sea menos combativo.
Hoy no tengo referentes en el medio. Admiro más a gente que hace otras cosas, escritores, artistas plásticos".
-Cuándo arrancaste admirabas a , y . ¿Hoy a quién seguís?
-Ellos eran los que estaban en la época. Debo haber tomado la rebeldía y el hacer todo al revés de Marthineitz. La cosa formal de locutor de Larrea y Carrizo. El juego de la voz de . Una parte intelectual de Miguel Angel Merellano, mucho de y Adolfo Castelo. Hoy no tengo referentes en el medio. Admiro más a gente que hace otras cosas, escritores, artistas plásticos. me parece universal, en su obra sí hay ironía.
-¿Todavía sos un animal de radio?
-Sí, un poco menos porque ya no estoy tan fanático. Corto, escucho, edito, es mi elemento. Pero en mi casa si se me ocurre algo, tengo un estudio para hacer todo. Porque pasé por todos los esquemas de la radio. Soy de hacer múltiples cosas a la vez, soy un polirrubro radial.
-¿Cómo van a reemplazar a Maju Lozano cuando se tome la licencia por maternidad?
-Ella es irremplazable. Pero lo haremos con el equipo, como cuando uno sale de vacaciones.
-¿Es muy difícil convivir con una embarazada? Al aire se la escucha más demandante.
-Maju es hormonal a la enésima potencia, es insoportable (risas). No, la verdad es que está llevando muy bien su embarazo. Yo tenía unas expectativas un poco más dramáticas y nos reímos, forma parte de nuestra química. Ese bebé ya está presente, incluso con los oyentes y empieza a aparecer como un personaje dentro de este reality radial.
-Vamos un poco a la tele. ¿Qué pensás de y ?
-No me gustan, es demasiado perverso exponer a la gente a determinadas situaciones para que exploten. Pero al gran público le encanta, por eso tiene rating.
Voy a programas de amigos, cuando uno no se puede negar, como cuando fui a Pura Química por Mex Urtizberea".
-¿Te sentarías en la mesa de Mirtha Legrand?
-No.
-¿Por qué?
-Ya fui algunas veces. Cuando voy a ese tipo de programas no me siento cómodo, por lo general no salgo. Voy a programas de amigos, cuando uno no se puede negar, como cuando fui a por Mex Urtizberea. Me pasa lo mismo con las ceremonias.
-¿Qué te pone feliz?
-Los logros de mis tres hijas; además de eso me gusta rascarme, salir a lindos lugares. Tengo expectativas de viajar más y trabajar un poco menos. No me quiero perder ni un minuto de las chicas. Me gustaría viajar con cada una de ellas por separado.
-Alguna vez dijiste que la clave en la radio era tener algo para decir. ¿En tu vida te quedaste con ganas decir algo?
-Sí, hubo momentos de mi vida en los que quise tener una palabra que no tuve y arrugué. Pero ahora me pasa menos, con la experiencia uno aprende trucos. Aunque sufras la sensación de no tener palabras, uno tapa el bache y queda bien, cumple. Pero cuando eso ocurre, en el fondo de su ser uno se queda con la desilusión de no haber estado a la altura de las circunstancias.