En la casa quedan 15. Afuera, otros cinco. Pero la palabra más buscada por la prensa no es la de ninguno de los 20 chicos que entraron a Gran Hermano. El testimonio que todos los medios querían es el del esposo de Loreley, "La Sargento" del reality, como la llaman dentro del hogar televisado.
Motivos para entrevistarlo sobraban: el coqueteo de su mujer con Martín Anchorena, las cartas de amor que le escribió vía Twitter y el supuesto video pornográfico que circula por Internet.
El hombre que acompaña a Loreley desde hace una década se llama Matías Musci, tiene 26 años, es Cabo Primero del Ejército, con futuro de Sargento. Está casado hace tres años, y -atenti a este dato- es integrante de MENSA, una organización exclusiva para personas superdotadas, a la cual se ingresa sólo con un alto coeficiente intelectual. Además, con la participante de GH tiene la Academia Loreley Top Models, ubicada en la peatonal de Pilar.
Matías tiene 26 años, está casado hace tres con Loreley y es Cabo Primero del Ejército. Y es integrante de MENSA, una organización exclusiva para superdotados.
Ciudad.com habló con él en exclusiva, y no dejó pregunta sin responder.
-¿Cómo la ves a Loreley en el juego?
-Espectacular. Está muy bien, no recibe votos ni confronta con nadie. Está siendo ella. Pero cuando quede poca gente, va a empezar a jugar.
-¿Cómo tomaste su coqueteo con Martín Anchorena?
-No me puso mal ni me cae mal Anchorena. La gente piensa que estoy triste, pero nada que ver. Con Loreley tenemos una confianza que va mucho más allá de eso. Incluso nuestra relación va más allá de la que tienen las parejas comunes.
La gente piensa que estoy triste por el coqueteo de mi esposa con Martín Anchorena, pero nada que ver. Nuestra relación va más allá de la que tienen las parejas comunes".
-¿Esto significa que soportarías una infidelidad de Loreley?
-Sí, nuestra relación va más allá de una infidelidad. El amor no tiene nada que ver con el sexo. Ella sabe bien lo que pienso. Si hasta en un momento le dijo a Martín "no te preocupes que sé muy bien lo que piensa mi esposo". Por algo lo dijo. Ella es libre de hacer lo que quiera, que estemos casados no significa que le tengo que dar permiso para hacer algo así. Si a ella le hace bien, está perfecto. Igual te aclaro que no es que me gusta que esté con otro hombre, tonto no soy. Pero nos entendemos de una manera que estas cosas están muy claras.
-¿Qué sentiste cuando ella fue al confesionario a exteriorizar sus ganas de sentirse mimada y dar a entender que dudaba de estar con Martín?
-Está bien, la entendí. La situación de encierro que se vive en Gran Hermano no es normal. Pero la gente cree que es hipócrita por decir eso y después escribirme cartas de amor. Yo la entiendo. Esto es como Lost: no entendés nada hasta que ves el final de la serie.
-Ella en un momento se puso triste porque el novio de Jésica fue a gritarle desde la calle y vos no. ¿Por qué no fuiste?
-Porque no quiero que piense tanto en mí ni esté pendiente de eso. Más adelante, cuando vea que necesita en serio un grito de apoyo, iré. Pero por ahora no siento que haga falta. La veo muy bien en el juego.
El amor no tiene nada que ver con el sexo. Ella sabe bien lo que pienso. Igual aclaro que no es que me gusta que esté con otro hombre, tonto no soy".
-En algunos foros de Internet aparecieron capturas de un video que se publicaron como de Loreley teniendo sexo. ¿Es ella? ¿Cómo tomaste todo esto?
-No es ella. La cosa fue así: el 19 de enero alguien subió esas capturas pixeladas a Internet, e incluso las publicó con la intención de vender un video que supuestamente le pertenecía a mi esposa. Por suerte yo tengo muchos contactos, y gracias a gente de la División Logística Informática de la Policía Federal, consiguieron el video original, donde queda claro que no es Loreley.
No es Loreley la del video que circula por Internet. Cuando salga de GH vamos a iniciar acciones legales".
-¿Van a hacer alguna acción legal?
-Seguramente, pero tenemos que esperar a que salga Loreley, porque es ella quien tiene que hacer la denuncia. No me gusta que ensucien a mi señora. Eso no lo voy a permitir.