De tanto en tanto, la cantante del “endúlzame que soy café”, radicada en Estados Unidos, aparece raudamente y termina sembrando algún bolonqui. La última vez contó que en esa tierra norteamericana a Fort lo llamaban “Chocoloca”, un dato que sirvió para el regocijo de todos los detractores del millonario, que aún continúan llamándolo así.
Y en esta ocasión había aparecido para contar detalles del fogoso encuentro que supuestamente tuvo con Diego Torres en Miami, situación polémica si las hay, teniendo en cuenta que aquí todos creían al hijo de Lolita de novio con la modelo Deborah Bello. Por ese motivo fue invitada a “Intrusos 10 años”, sitio en el que contó que había vivido tres días de encuentro constante con el cantante. Hasta aquí parecía que la bomba había estallado y que sería insuperable, pero
no, había más.
En plan de ventilar todos los secretos de su vida, a Daniela se le ocurrió comenzar a hablar de su pasado amoroso, diciendo que hace tiempo, cuando tenía 18 años, había vivido un romance muy fuerte con alguien de la política., de quien se negó, en principio, a develar su identidad. Estas palabras despertaron el entusiasmo y la intriga de Rial y compañía, que empezaron a lanzar nombres al vacío: ¿Carlos Menem? ¿Cafiero? Pero no lograban dar con la respuesta. Mientra tanto, ella repetía que no iría a reve lare su identidad: “Siempre fui respetuosa a la hora de guardar el secreto, porque le tenía admiración y me enamoré; era una persona muy poderosa”.
Pero la promesa duró poco. Bastó con que Lola Cordero afirmara que podía ser un dirigente peronista, para que la cantante lo negara, y saliera a la luz el nombre de Raúl Alfonsín, el ex Presidente radical. Allí Daniela ¿no tuvo otra opción? que aceptarlo: “En ese momento, él estaba casado y era todo protocolar, secreto, yo estuve muy enamorada. Y él que terminó la relación fue él. Fue una persona que admiré, era muy inteligente, me abrió mucho la cabeza”, confesó.
Sin embargo, acto seguido, y aún cuando su rostro no decía lo mismo, “la amante” esbozó: “Yo no quiero entrar en un debate. Hubiese preferido no decirlo nunca”.Pero ya no había vuelta atrás, la mesa estaba servida y el secreto develado. ¿Y Diego Torres? Ya a nadie le interesó.