Para sorpresa de ellos, de la comunidad científica e histórica y… también, del público en general, un grupo de buzos encontró en los restos de un barco hundido en el fondo el el champagne bebible más viejo del mundo.
La botella es de un que, según estiman los investigadores, habría sido un regalo del rey Luis XVI a la corte imperial rusa a finales del siglo XVIII.
Según expertos en bebidas de este tipo, la falta de luz y la temperatura fría constante causaron la preservación de su efervescencia y “sabor fabuloso”.
El hallazgo se produjo el pasado 6 de julio y se mantuvo en silencio porque todavía quedan en la embarcación hundida al menos 30 botellas, cada una valorada en unos 65.000 dólares, según informó Clarín.
“Según nuestros archivos, la botella es del año 1780”, detalló Christian Ekström, jefe del equipo que hizo el descubrimiento. Por eso, este descubrimiento le robaría el récord a una botella de Terrier-Jouët de 1825.