Ya se ha dicho infinidad de veces que en Sudáfrica 2010, Diego Maradona está llevando adelante una doble tarea: dirigir a la Selección, y también a su troupe de mujeres, compuesta por su ex, su actual y sus dos hijas.
Y lo estaba logrando bastante bien. Él mismo se había encargado de alquilarle una casa a Claudia, Dalma y Gianinna y otra a Verónica Ojeda.
Del mismo modo con las ubicaciones en los distintos estadios, a los fines de evitar un cruce entre los dos bandos.
Sin embargo, durante el último encuentro, la organización se le fue de las manos y su novia y la mayor de sus hijas quedaron una al lado de la otra.
No se saludaron y evitaron mirarse. Luego pedirían un cambio de lugar y la distancia volvería a interponerse entre los dos polos del "Diez".
De hecho, esta falta de relación hace que, en sus días libres, Diego se divida entre estos dos amores: primero se dirige a la casa que le alquiló a "Vero" y su familia, y a eso de las 18 hs., se prepara para llevar adelante su segunda ronda familiar, para la que debe recorrer más de quince kilómetros. Allí lo esperan "sus nenas" y su nieto, con quienes se babea hasta que llega la hora de volver.
(Revista Caras)