Jorge Luis Borges escuchaba Pink Floyd, los Beatles y los Stones; aborrecía a Beethoven y a Gardel; tenía pasión por la comida japonesa y dejó de tomar vino cuando un amigo de su padre vaticinó que se volvería un "borracho perdido", reveló su viuda María Kodama en París, donde se exponen 130 fotos de los viajes personales del genial escritor por el mundo.
"El decía que era sordo musical porque tenía sólo oído para la música de la palabra. Decía que Beethoven no le gustaba, lo que producía horror en la gente entendida; y creía que Gardel había arruinado el tango porque lo había hecho sentimental y llorón", recordó Kodama en una entrevista que concedió a BBC Mundo en París, donde se exhibe la muestra "El Atlas de Borges".
"Pero le gustaban Brahms, Bach, la música antigua, medieval, la música folclórica, la milonga y los tangos de la guardia vieja como los llamaba, porque eran como milongas: tenían letras divertidas, en doble sentido", repasó Kodama.
Tanto le gustaba Pink Floyd que "el himno para su cumpleaños no era el Happy birthday sino The Wall -dijo su viuda- La película The Wall la vimos infinidad de veces. En un momento creo que sabía de memoria el diálogo. Le gustaba ese tipo de música porque decía que tenía enorme fuerza, terrible pero vital".
Los Rolling Stones y los Beatles también "le encantaban por su fuerza increíble", reseñó Kodama, quien recordó el día en que Mick Jagger se cruzó a Borges en el Palace de Madrid y le dijo que lo admiraba después de arrodillarse y tomarle la mano. Borges "un poco asombrado" le preguntó quién era porque no veía y cuando Jagger se presentó le contestó: "Ah, uno de los Rolling Stones".
El escritor lo conocía, además, porque Kodama le había contado que en la película Performance , donde actúa Jagger, aparece una gran foto suya.
A propósito de la muestra que se exhibe en La Casa de América Latina, Kodama aseguró que el escritor "disfrutaba muchísimo los viajes" y que "no tenía una rutina" al respecto.
"Creo que si Borges hubiera tenido buena vista quizás lo hubiéramos perdido como escritor -ironizó- Hubiera sido un aventurero. No tenía rutinas, ni siquiera para escribir".
Escribía, como decía, "cuando la Musa le dictaba o cuando el espíritu lo habitaba. Si no tenía ninguna idea en la cabeza, seguía de largo y no pasaba nada", recordó la presidenta de la fundación borgeana.
Borges "era una persona de muy buen humor. Nunca lo vi enojado. Lo que lo irritaba la estupidez, las personas soberbias, la falta de ética y la falta de respeto por el otro, sobre todo", concluyó Kodama.