En los años 70, un par de series dieron mucho de que hablar: el Hombre Nuclear (The six million dollar man) y La Mujer Biónica (The Bionic Woman). Por más que pueden resultar muy inocentes hoy, ambas series mostraban desarrollos tecnológicos impensados: la biotecnología o la integración de la robótica con el cuerpo humano.
Casi 40 años después, esa relación ya está en un punto cercano al de la ficción. Un anuncio de parte del gobierno de Australia diciendo que diseñó un prototipo de ojo biónico, volvió a poner sobre el tapete los avances en esta materia, que se dan desde hace varios años.
Según sus diseñadores, este ojo permitiría que muchas personas que perdieron la vista vuelvan a ver. Se impacta en el globo ocular. Fue diseñado para pacientes que sufren una pérdida de visión degenerativa y hereditaria causada por una condición genética conocida como retinitis pigmentosa.
El sistema en realidad consiste de una minicámara colocada sobre una lente, que captura imágenes y las envía a un procesador. Este estimula las neuronas vivas, engañando así al cerebro, que interpretará esos signos como imágenes.
Es un gran avance en el desarrollo de estos implantes, pero no algo novedoso. Ya, en 2000, el instituto Dobelle de Nueva York había diseñado un ojo artificial para ayudar a las personas que hubiesen perdido la visión. A través de cristales, una cámara de video y un medidor de distancias, el sistema graba todo lo que ve y calcula la distancia a los objetos. Como los cables del aparato se conectaban directamente en la corteza visual, el cerebro podía así percibir las formas de las personas y los objetos.
En 2006 fue mejorada la técnica, con un implante que se insertaba directamente en el ojo.
Armando el cuerpo biónico
Hace varios años que se están desarrollando en distintas partes del planeta diversas tecnologías tendientes a reemplazar partes del cuerpo o a aumentar la capacidad del mismo a través de implantes biónicos.
De hecho, en el 2001 se trabajaba en un instituto de rehabilitación de Chicago con prótesis con un sistema hidráulico incorporado.
En la Universidad de Berkeley, EEUU, en 2004, se diseñaron piernas robóticas portátiles, pensadas para el ejército. Se trataba de un exoesqueleto para extremidades inferiores. Las piernas metálicas eran accionadas con un motor, mientras que sensores y un mecanismo hidráulico reducían la carga y aprovechaban al máximo la fuerza humana para poder llevar mucho peso sobre su espalda. Era muy parecido al diseño de las grúas humanas de Aliens, mejoradas por los tanques humanos de Avatar.
Algo muy similar pensaron los japoneses de Cyberdyne, al desarrollar su exoesqueleto HLA, que detecta sobre la piel impulsos nerviosos creados por el movimiento muscular, lo que pone en marcha a motores que permiten levantar objetos muy pesados.
Unos años después, la firma iWalk desarrolló el Active Ankle- Foot Prothesis , que imita los movimientos del pie.
En 2006 se empezaron a diseñar prótesis con motores eléctricos dirigidas por señales eléctricas enviadas por el cerebro a los músculos ubicados en el cerebro amputado.
A todo esto hay que sumarle los implantes cocleares para brindar capacidad auditiva a aquellos que la hayan perdido, brazos, manos y hasta corazones artificiales, que prueban que estamos cada vez más cerca de tener verdaderos cyborgs caminando entre nosotros.