Hay que admitirlo. Cada uno ha ciertas cosas que preferiría olvidar. Y olvidar es difícil. Ahora, quizás, esa idea esté más al alcance de la mano, ya que un grupo de científicos estadounidense descubrieron un método psicológico para borrar los malos recuerdos.
El método es psicológico, es decir que no usa fármacos. Utiliza la fase de reconsolidación de la memoria, cuando el recuerdo concreto (y horrible, en este caso) sale del archivo y se hace muy vulnerable. En ese momento, los investigadores lo sustituyen por un recuerdo tranquilizador.
El efecto dura al menos un año y no altera las memorias que no hayan sido reactivadas durante el experimento, según publicó el diario español El País.
Uno de los investigadores que participaron en el estudio dijo que este método "promete una aplicación contra la ansiedad y el estrés".
Los resultados de esta técnica fueron estudiados por Elizabeth Phelps y Joseph LeDoux, de la Universidad de Nueva York, y se publicaron en la revista especializada "Nature".
¿Cómo se hizo el estudio? Phelps y sus colegas empezaron condicionando a sus voluntarios a sentir miedo al ver un cuadrado de cierto color. Esto se hace aplicando un "calambrazo moderado" en la muñeca del sujeto, que es bastante desagradable y días después provoca signos de miedo.
Cuando los pacientes están viendo los cuadros de colores, el recuerdo del miedo se reactiva. Ése es el momento que aprovechan los psicólogos para someterles a lo que llaman el "entrenamiento de extinción".
El estudio consiste en mostrarles repetidamente el cuadrado de color que les da miedo, pero sin el corrientazo. El resultado es que la memoria del miedo se borra.
El borrado es lo bastante estable para permanecer un año después. Esto es así incluso después de reexponer a los sujetos al condicionamiento inicial (el cuadrado y el corrientazo). Y es lo bastante específico para que sólo afecte al cuadrado del mismo color, nunca de otro color.
"El tiempo parece tener un papel más importante en el control del miedo de lo que creíamos. Nuestra memoria no refleja un registro exacto del suceso original, sino la última vez que la retiramos del archivo" indicó Phelps.
Esto no sólo es cierto para el miedo, sino para cualquier memoria. Nuestros recuerdos de un hecho, a diferencia del hecho en sí, parecen estar en permanente revisión.