Juan Luis Guerra pasea su metro noventa de estatura por los pasillos del hotel Mandalay Bay tratando de ir a su habitación pero debe parar cada 30 segundos para sacarse fotos con sus fans, los que terminan colándose en el ascensor para compartir un poco más la gracia del dominicano. "Difícil pasar desapercibido con esta estatura", asume resignado. Fue invitado a Las Vegas para entregar el Mejor álbum del año en los premios Grammy latinos, que terminó ganando Calle 13 y no Mercedes Sosa, como a los argentinos nos hubiera gustado. "Calle 13 ha trabajado duro este año, pero Mercedes es una institución. Si es por mérito y trayectoria, claro que ella se lo merece. Lamentablemente partió, pero su legado histórico y musical esta ahí, todos le debemos muchísimo".
Juan Luis, que toca este viernes en el GEBA de Buenos Aires, recuerda entonces que la conoció a Mercedes en su primera visita a la Argentina. "Se me apareció y cantó, no me acuerdo si Bachata rosa o Burbujas de amor, fue un momento de gozo y privilegio". Burbujas de amor la escribió justamente inspirado por otro argentino, Julio Cortázar, leyendo Rayuela. "La Maga dice algo así como que quisiera ser un pez para tocar su nariz en la pecera y eso me encantó". Se ríe cuando le comentamos que algunos le han encontrado algún significado libidinoso a la frase. "No es en absoluto libidinosa. Claro que muchísima gente hizo su propia versión de las cuales yo no tengo nada que ver, aun cuando es una canción romántica y sensual, porque lo es".
Te definen como al gran romántico de la canción. ¿Te gusta que te llamen así?
Eso quisiera yo, pero a veces las canciones son más románticas que uno. Trato de ser lo mas romántico posible, con mi esposa sobre todo. Pero es una lucha constante. Llevamos 25 años juntos.
¿Cuál ha sido el secreto de una relación tan larga?
Yo he aprendido un par de trucos en la palabra que me han ayudado muchísimo. El primero es que no se ponga el sol sobre vuestro enojo. La pareja tiende a pelear y a dejar pasar el problema y eso es horroroso. El hombre para mí es menos comunicativo que la mujer. El hombre tiene que tomar esa decisión de que si pelean tienen que resolver eso esa misma noche, no irse a la cama con el problema. Mientras más tiempo pasa sin hablar peor es la situación. Y muchas parejas se divorcian por no ceder.
¿Y cuál es el otro truco?
Vivir cada uno para agradarse. Las cosas que le gustan a mi mujer no son las que me gustan a mí y viceversa. En la pareja todo es así. Yo tengo que hacer un esfuerzo para sacarla a bailar, que le encanta (a mí me gusta componer para que otros bailen), a Nora le gustan los desfiles de moda y a mí no me gustan, pero voy. En muchas cosas somos como el agua y el aceite. Pero es así. Y no está mal. Afortunadamente nos gusta la ópera a los dos.
Estás cumpliendo también 25 años de carrera. ¿La fórmula es la misma, se trata de hacer concesiones?
Ahí hay que tener un espíritu de innovación, siempre buscar, nunca quedarte dormido, oír los sonidos nuevos, los arreglos nuevos. En mi próximo álbum va a haber colaboraciones porque no quiero encasillarme como un músico que hace bachata o salsa. Mis bases son de rock. Yo toqué rock primero antes que cualquier otra cosa, yo aprendí con los Beatles y luego con Eric Clapton, Cream, Yes. Después del rock vino el jazz, esas fueron mis patas. Recién después llegó el merengue.
¿Es cierto que los premios abren puertas? ¿Cambió algo después que ganaste 6 Grammy latinos en 2007?
Fue increíble, no nos alcanzaban las manos para agarrarlos a todos. Siempre es bueno tener un sticker que diga que ganaste un Grammy y ese año ganamos además el americano. Es bueno mantener la credibilidad de los premios, para que no se pierda su valor.
Abriste un show de los Rolling Stones en Puerto Rico. ¿Cómo fue aquello?
Fue en el 2006, nos llamaron para abrir para ellos y a pesar de la diferencia de música fue una experiencia inolvidable. Lo llegué a conocer a Mick Jagger. Hablé con el guitarrista, Keith Richards, que se veía que estaba muy interesado en nuestra música. Se nota que le gusta investigar. Lamentablemente no tuvimos más tiempo pero en los ojos le veía que si nos quedábamos media hora mas lo pongo a tocar merengue a Richards.
El reggaetón pega muy fuerte entre la juventud. ¿Lo sentís como una competencia?
El reggaetón es una música que tiene muy buenos exponentes, creo que su durabilidad depende exclusivamente de las personas que lo estén haciendo. El reggaetón es un género sencillo, es un beat sencillo, sumamente bailable y a la juventud le llama la atención. Lo que deseo es que sigan haciendo reggaetones de calidad.
¿Qué música escuchás?
Escucho todo lo que me cae en la mano, clásicos, desde Mahler hasta Eric Clapton, Sting, Beatles, jazz, me encanta el rock. ¿Tango? También, me encanta el tango. Y es bueno poder escucharlo en Buenos Aires. Recuerdo que una vez cerca de Caminito, en La Boca, subí a un barco y había gente tocando tango con armónica. Compré el CD pero luego lo escuché en Santo Domingo y había perdido la magia. Por eso yo no me mudo. Porque tengo que hacer la música donde está mi pueblo. Me gusta muchísimo pero no me atrevería a grabar un tango. Sé cuáles son mis límites y respeto demasiado los géneros.
¿Cómo va a ser el show que vas a presentar en el GEBA?
Hacia mucho que queríamos tocar en Buenos Aires y por distintas razones no se daba. Estamos presentando La Travesía, que es el show que hemos dado el año pasado y parte de este año, un show que está basado en la temática de las canciones de La llave de mi corazón más los grandes éxitos que la gente siempre nos pide, La Bilirrubina, Burbujas, Ojalá que llueva café... Son canciones que no pueden dejar de hacerse.