A horas de viajar a Lima por un mes y medio para filmar Mi pequeño, de Alvaro Valverde, Carlos Belloso explica la situación particular de los espectáculos que dirige actualmente en la escena porteña: Criticonas, en formato Stand Up que va en el Complejo La Plaza; y Clases de Olvido, en el Gargantúa. "Me pareció un chiste dirigir en el Stand Up a cuatro hombres que hacen de mujeres; y por el otro, a cuatro actrices en algo totalmente experimental sobre el conductismo, la psicología científica -cuenta Belloso- En Clases de olvido escribimos un texto entre los cuatro, yo armé la dramaturgia general y la puesta en escena. Parto de los reflejos condicionados, la herramienta básica del actor. Estímulo-respuesta; una dualidad recuerdo y olvido. A partir de eso avanza la obra. En ambos me llamaron para dirigirlos.
La clave de este tipo de trabajos es que me gusta hacerlo tranquilo, sin ninguna histeria. Siempre ayudo o dirijo cosas puntuales o pequeñas y lo puedo hacer porque últimamente estoy más abocado al cine o al teatro, y tengo más tiempo. Mi rol como director funciona como un desafío. Es algo similar a lo que me pasa cuando actúo y tengo que armar personajes."
El sábado, además, realizó las últimas funciones del año de su obra Mundo mudo, basada en la vida del actor Lon Chaney. "Tengo ganas de reestrenarla -dice-. Hay otras propuestas, pero quiero trabajar en lo que me gusta. Este año leí en Teatrísimo Julio César, con Moria Casan y Leticia Brédice. Ojalá podamos estrenarla. Más allá del delirio, es un proyecto que me parece potable para el año próximo. Por ahora, viajo a Perú para trabajar en esta comedia de enredos, donde interpreto al dueño de un hotel playero que se niega a venderlo."