Lejos de los personajes de ficción y de las mega producciones, Natalia Oreiro (40) se animó a mostrarse real y verdadera desde la imagen, más allá de sus sinceras palabras, en una entrevista con la revista Caras en la que habló de su amor por Ricardo Mollo (59) y su hijo, Atahualpa (5).
Siempre bella y auténtica, la actriz realizó una sensual y despojada producción fotográfica en la que posó al natural, sin maquillaje, ni retoques de Photoshop en la que dejó en claro que acepta el paso del tiempo, a pocos meses de haber cumplido 40 años.
"El proceso de llegar a los 40 me enfrentó a superar mis propios límites y a creer más en mí por lo tengo adentro que por lo que tengo afuera. A lo largo de mi carrera y de mi vida, siempre intenté ser una mujer real, con todo lo que eso incluye".
"El proceso de llegar a los 40 me enfrentó a superar mis propios límites y a creer más en mí por lo tengo adentro que por lo que tengo afuera. A lo largo de mi carrera y de mi vida, siempre intenté ser una mujer real, con todo lo que eso incluye. Aprendí a hacerme cargo de quien soy, porque quien soy me va a acompañar el resto de mi vida. Siempre supe que era más interesante, creativamente hablando, por dentro, que por la belleza que se podía ver por fuera. El precio de mi libertad fue siempre trabajar con mis propios límites para superarme y poder hacer cosas nuevas. Nunca quise ni pretendo convertirme en una copia de mí misma. No estoy en contra de las cirugías, pero para un actor, su instrumento, es su gestualidad", reconoció Natalia.
Sobre la decisión de mostrarse en una revista como una mujer real, más allá de que su profesión la muestre como una diva súper cautivnate por su simpatía, sensualidad y curvas, Oreiro habló sin rodeos de su estética y del paso del tiempo.
–Cuando se enfrenta al espejo y se descubre alguna arruga, ¿le molesta, le duele?
–Siempre tuve marquitas de sonreírme. Claramente no tengo la cara que tenía a los 20 ni a los 30, pero es lo que hay, y trato de cuidarme.
–¿Le duele envejecer?
–Sabés lo que más me dolió en la vida, no envejecer, sino que desde muy pendeja me dijeran que tenía mucho ángel. No entendía lo que era eso, que me querían decir ni a que se referían. Me dolía que no me vieran como una actriz. Hoy a través de mi trabajo logré que se me reconociera, quiero disfrutarlo en este tiempo, habiendo comprendido qué es tener ángel y qué es ser una actriz. ¿Sabés lo que me dijo alguien una vez?: "Te van a considerar actriz cuando no seas joven, porque ser joven y bonita no califica para el reconocimiento". Hoy me amigué con los prejuicios y ciertos pudores. Alguien puso en palabras lo que finalmente comprendí: "El ángel es algo que no podés trabajar, todo lo demás se aprende. Y el ángel, no te deja nunca. Y si algún día lo perdés, habrás perdido todo tu talento".
–¿Qué es lo que menos le gusta de su cuerpo? ¿Tiene celulitis?
–Si, todas las mujeres tenemos celulitis, y no me gusta. Lo peor de mi cuerpo está concentrado desde la cintura para abajo.
"Jamás me maquillo si no es para el trabajo. Por eso quería hacer este tipo de fotos, mucho más despojada, más parecida a la que soy y a como me siento ahora".
–Sin embargo, siempre fue la chica de la cola…
–Si, pero mis piernas nunca fueron mi mejor parte. No es que no me molesten mis arrugas, no quiero hacerme la superada. Es lo que hay y tengo que amigarme con eso. Claro que me gustaría plancharme la cara y no tenerlas, pero después me van a poner frente a una cámara y no voy a tener ninguna expresión.
–¿Se maquilla?
–Nunca. Jamás me maquillo si no trabajo. Por eso quería hacer este tipo de fotos, mucho más despojada, más parecida a la que soy y a como me siento ahora.
Fotos: revista Caras.