Taylor Fry, recordada por interpretar a Lucy McClane, la hija del icónico John McClane (Bruce Willis) en la primera película de la saga Duro de Matar (1988), ha sido vista recientemente paseando por Los Ángeles, California.
Con 43 años, luce irreconocible en comparación con la niña de 7 años que conquistó la pantalla grande hace décadas.
Aunque su carrera comenzó con fuerza, Fry decidió alejarse del foco de Hollywood, optando por una vida tranquila fuera de las cámaras.
Un inicio prometedor en Hollywood
A una edad muy temprana, Taylor Fry fue parte de una de las películas más exitosas de los años 80, compartiendo set con figuras como Reginald VelJohnson, William Atherton y Alan Rickman.
Además de Duro de Matar, Fry actuó en otras producciones cinematográficas como Sueños de muerte (1991), North (1994) —donde coincidió con una joven Scarlett Johansson en su debut cinematográfico— y La princesita (1995).
Sin embargo, ninguna de estas películas logró igualar el éxito de su primer gran proyecto.
En televisión, Fry también tuvo papeles destacados en series como Roseanne, Get a Life y Eerie, Indiana. Su último trabajo en la industria del entretenimiento fue en 1996, interpretando a Phoebe Hartman en los 31 episodios de la serie Kirk.
Su vida lejos de las cámaras
Tras retirarse de la actuación, Taylor Fry completó su educación en Notre Dame High School, donde coincidió con futuros actores como Rami Malek y Rachel Bilson.
Posteriormente, asistió a la Universidad de California en Santa Bárbara, donde además de estudiar, se destacó como deportista en el equipo de Ultimate Frisbee, graduándose en 2003.