Wanda Nara lo hizo de nuevo. Cuando pensábamos que ya habíamos visto todo, la novela suma un capítulo más, esta vez con denuncias, abogados y un Mauro Icardi que parece no soltar el papel del ex tóxico y posesivo que no acepta la separación.
Y como siempre, el show es público. Todo el mundo mirando, todos comentando. Con cada paso, Wanda se asegura de que nadie la pierda de vista, en una historia que ya parece más un reality show que su vida privada.
La historia viene cargada. Después de blanquear su romance con L-Gante, de hacer un viaje juntos y mostrarse a los besos, Wanda parecía disfrutar de su “nueva vida” lejos de Mauro.
LA LESIÓN DE MAURO ICARDI: ¿SOLO MALA SUERTE?
Pero el destino, o quizás el karma, jugó su parte: Icardi se lesionó en Turquía y, en lugar de quedarse allá, volvió a Buenos Aires. ¿Mala suerte o las ganas de interrumpir el romance de Wanda?
Porque mientras ella estaba de viaje en Brasil con L-Gante, Mauro se instaló en el departamento de lujo que compartían en el Chateau Libertador como si todo siguiera igual. Y cuando Wanda volvió y no pudo entrar a su propia casa, estalló la guerra.
Rápida, Wanda llamó a su abogada Ana Rosenfeld y le puso una denuncia a Icardi por “atentado y resistencia a la autoridad” al impedirle el acceso a su propio hogar.
Y como si fuera poco, sumó una acusación de “violencia de género”, alegando maltrato psicológico y emocional, y hasta violencia en presencia de sus hijas, todo grabado por las cámaras de seguridad del lugar.
EN EL MEDIO DE TODO, LAS HIJAS DE WANDA NARA Y MAURO ICARDI
Por si no fuera suficiente, parece que Mauro amenazó con llevarse a las nenas y pelear por la custodia, lo que desató aún más la tensión.
A partir de esto, un juez le ordenó a Icardi que deje de intimidar a Wanda y le permita entrar a su casa. Ahora, con abogados de por medio y audiencias pendientes, la historia sigue en cadena nacional.
Pero claro, esto es Wanda. Apenas se calman las aguas, aparecen rumores de que podría estar embarazada de L-Gante. Aunque ella salió a desmentirlo, dejó la puerta abierta a la posibilidad de ser madre de nuevo en el futuro, si logra resolver algunos temas de salud primero.
WANDA NARA Y LA VIDA COMO UN REALITY SHOW
La manía de hacer todo público. La vida de Wanda es un reality show. Es la mejor al jugar el juego mediático: se roba toda la atención de la prensa y la maneja como nadie.
Para Wanda, cada crisis es un capítulo más, cada romance es una escena. ¿Problemas personales? Sí, pero también es contenido, y Wanda sabe perfectamente cómo convertir cada golpe en un titular.
Los medios la necesitan, y ella necesita de los medios. Es la única relación que no se corta, el vínculo más fiel y duradero que tiene.
En el fondo, Wanda es una profesional del exhibicionismo mediático. Todo lo que para cualquiera sería privado, para ella es parte del show. En el prime time, en las redes, en las revistas. Wanda vive expuesta y parece disfrutarlo.
Y mientras la gente en su casa sigue este culebrón, ella sigue facturando.