Los sueños que tuvo Adabel Guerrero (45) en su vida se fueron cumpliendo de a poco, pero llegaron, y ahora encontró la felicidad en su carrera profesional como actriz, después de una carrera brillante como bailarina clásica y vedette.
“Hace muchos años que quería virar mi carrera para ser actriz y no se daba. ¿Viste cuando uno dice “por ahí no tiene ser”? Y después la vida me sorprendió cuando me llamaron para hacer el casting para la serie Coppola”, se maravilló.
En una charla con Ciudad, la madre de Lola (6) contó cómo es su relación con Martín Lamela (49) tras más de 16 años juntos; por qué la ex de su marido es su confidente y consejera; la fórmula para tener una familia ensamblada feliz; y su estrategia para conseguir sus pequeños grandes logros profesionales, como los roles estelares en Cris Miró y en la segunda temporada de En el Barro.
-¿Estabas lista para tamaño desafío inicial como actriz?
-La verdad que no me tenía fe porque ya era algo súper importante. Yo tengo esa filosofía como de empezar de a poquito. Esto era estar en una serie con un personaje importante actuando con Juan Minujín. Por supuesto que lo súper preparé. Me fui con mi coach actoral Norma Angeleri y lo ensayé un montón. Al tiempo me llama para decirme que quedé seleccionada.
-¿Cómo seguite?
-Pasa que yo audicioné como para hacer de Yuyito González. Y finalmente me eligieron como Alejandra Pradón, porque era mucho más parecida a Pradón que a Yuyito. Así que me puse súper las pilas porque me pareció que era una súper oportunidad para empezar mi carrera como actriz.
-¿A cuál preferías de las dos?
-Sinceramente, me hubiese gustado cualquiera de los dos personajes. Yuyito quizás era un poco más protagonista y eso hubiese estado bueno también. Pero Pradón tiene como un encanto particular, que eso creo que fue lo que me impulsó muchísimo también a que se hable de mi participación en Coppola. Porque Alejandra fue polémica. Se habló mucho del personaje y esto me sirvió bastante.
-¿Te tomaste muy en serio el rol?
-Sí. No solo por lo que se vería después en la plataforma, sino también a nivel profesional por cómo me ven desenvolverme en el set, cómo me ven como profesional trabajando. Gracias a eso me llamaaron para Cris Miró.
-¿Querías brillar delante y detrás de cámara?
-Con Cris Miró fue lo mismo. Lo tenía que hacer bien y darlo todo para que se hable de mí. No solo como actriz, sino también cómo trabajo como profesional. Para mí es súper importante eso.
-¿Te costó hacer de Cecilia Naroba? En ficción de Cris Miró tiene comentarios muy homofícos...
-Yo no estaba personificando real a Cecilia Naroba, pero la estudié para entenderla. Lo mío era un toque más ficcionado esta vez, representaba a la vedette que ocupaba el lugar en ese momento. Me puse en la carne propiamente cuando estaba en el Bailando que después de haberme roto el alma desde los 8 años, por ahí a mí en una coreo me ponían un 4 y a alguien que no bailó en su vida le ponían un 10.
-¿Cómo llegaste a En El Barro?
-Cuando me enteré del casting de En el Barro dije “tengo que estar ahí”. Porque aparte era algo súper diferente a las dos series anteriores. Si bien me dijeron que no había un personaje como para mí en, la primera temporada yo mandé todo mi material igual, para que me tengan en cuenta para futuras oportunidades.
-¡Y te llamaron!
-Cuando se planteó la segunda temporada apareció un personaje para mi perfil. Así que acá estoy dándolo todísimo.
-¿Estás contenta?
-Sí. Quiero aprender el oficio en el proceso. ¡Estoy feliz!. Creo que feliz me queda corto. Estoy fascinada. Tengo esa sensación de que nací para esto. Esto es lo mío. Es es algo que se siente, que se vibra.
-¿Qué vamos a ver de vos en En El Barro?
-No puedo hablar de mi personaje. Lo que puedo decir es que esta vez va a ser algo muy diferente a lo que están acostumbrados a verme. De hecho, eso es lo que me divierte, que de pronto no te van a estar preocupándome si estoy linda, si estoy bien peinada. Es muy divertido llegar al set y que casi ni me maquillen.
-¿Qué sentiste al sumarte a una segunda tempoada de un éxito consolidado?
-El primer día, no te voy a mentir, fui un poco cagada en las patas. Porque estoy trabajando con mis propios prejuicios del qué dirán. Que esté en una ficción con todas actrices espectaculares. Me dio como un poco de miedo la aceptación. Pero me súper aceptaron.
-¿Te gustas cuando te ves?
-Ay, es un temón este porque... Voy a hablar en pasado. Siempre fui demasiado crítica, con lo cual termina siendo un poco negativo porque uno se anula de tanto perfeccionismo. Nunca terminás disfrutando lo que haces porque no ves lo positivo. Entonces estoy en ese trabajo de ser un poco más objetiva y no tan subjetiva con toda mi hiperexigencia que incluye esta subjetividad.
-¿Entonces?
-De primera no me gusto cuando me veo., Entonces trato de verme de afuera “estuvo bien y acá mejora”. O sea, son mis primeros pasos. Y me gusta lo que veo desde este ángulo de la hiperexigencia.
-Pero tenés una seguridad increíble al bailar ligera de ropa en Sex...
-Sí. De hecho ayer en la función me puse a mirar a Diego Ramos y compartimos muchas cosas con Diego. Lo que tiene que ver con el físico somos muy iguales. Nos gusta mucho cuidarnos físicamente, la estética. Y ayer veía con qué naturalidad se quedaba ¡todo desnudo!
-¿Te da pudor mostrar el cuerpo a esta altura de tu vida?
-En En el barro hubo una escena que estábamos cuatro actrices totalmente desnudas. O sea, totalmente desnudas. Y yo dije, no, lo voy a hacer, lo voy a hacer porque “lo tengo que hacer y soy actriz”. Está todo bien y no tengo problema con mi cuerpo. Cuando estaba ahí no me importó nada, ni me di cuenta que estaba desnuda.
-Tenés el autoestima bien ajustado...
-Amo mi cuerpo, lo cuido mucho, soy exigente. Pero también lo utilizo como una herramienta. Desde los ocho años mi cuerpo como bailarina clásica ya estaba expuesto con la mallita, con las piernas para la técnica.
-¿Cómo sigue tu promisoria carrera?
-Estoy buscando nuevas oportunidades. Estoy haciendo casting para otras cosas, que algunos no quedo, otros todavía no se decidió. Pero sembrando mucho. Además, trabajo como mentora de artístias guiándolos en la construcción de la carrera, aconsejándolos sobre cómo presentarse a un casting, cómo diversificarse, cómo invertir. Un poco transmitirles mi experiencia. Y sigo como coach ontológica.
-¿Cómo estás con Martín Lamela?
-Estamos súper bien. Hace más de 16 años que estamos juntos y ahora pasamos la etapa de disfrutarnos como familia. Una familia ensamblada, de hecho. Yo tengo una excelente relación con la mamá de los nenes de Martín, con Claudia...
-¿La ex de tu marido es tu mejor amiga?
-Es una de mis mejores amigas, de las más confidentes seguro. Le cuento más cosas a ella que a otra. Porque además le gusta lo mismo que me gusta a mí. Ahora estamos con el tema de la biodecodificación, del coaching, constelaciones familiares... Ella me regala libros a mí para mi cumpleaños, yo le regalo libros a ella para el suyo.
-¿Se podría decir que es tu consejera?
-Si yo tengo un problema se lo cuento a ella porque está como en la línea que me gusta a mí por cómo veo la vida, Que los problemas en realidad son cosas que tenemos que aprender, Es una mina que me da mucho alivio cuando tengo que pensar en algo que me está pasando. Y viceversa.
-Es un vínculo muy presente por los hermanos de Lola...
-Claro. Lola se lleva increíble con los hermanos. De hecho nos vamos de vacaciones todos juntos, con Claudia. O sea, los nenes, Claudia y hasta muchas veces viene Nati, que es una amiga de ella que ahora es amiga mía también.
-¿Cómo toma Martín esta amistad tan estrecha tuya con la mamá de sus hijos mayores?
-Está feliz. No puede ser mejor para nadie. Para los nenes es genial porque pasamos fiestas juntos. De hecho, estas fiestas de Navidad nos vamos de viaje juntos. Es hermoso compartir esto. Se fue dando de Primero nos invitábamos a un cumpleaños, después a comer a casa, ahora ya nos vamos juntos de vacaciones.