Este domingo, Marina Calabró peleó dos frentes: el de ganar el Martín Fierro a la mejor columnista de espectáculos y también mostrarles a todos que su relación con Rolando Barbano andaba sobre rieles, pese a la breve separación que superaron hace unas semanas.
El primer objetivo quedó ampliamente cubierto cuando la licenciada en ciencias políticas superó a Marcela Tauro, Pía Shaw y a la polémica Tamara Pettinato y subió al escenario, desde donde hizo una dulce dedicatoria a Rolando, que la esperaba en la mesa con su hijo.
“En lo personal, se lo quiero dedicar a mi viejo en el Día del Padre, (…) a mi vieja, antes de que me escriba De Brito; a Iliana, que está pendiente de esto. (…) A (mi hija) Mía (…) y lo quiero compartir y dedicárselo a mi amor. Sí, a vos, Rolando, a vos. Gracias a todos”, dijo Marina frente a todos.
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EL GESTO DE ROLANDO BARBANO EN LOS MARTÍN FIERRO HACIA MARINA CALABRÓ QUE GENERÓ INDIGNACIÓN
El gesto de Rolando Barbano cuando Marina lo mencionaba en el escenario no fue todo lo simpático que habría de esperarse, pero cuando le tocó a él subir a recibir el premio a Mejor columnista de policiales, la situación no mejoró ya que le dio un beso a su hijo y otro a su pareja pero en la frente.
“Para mí es importantísimo en este momento recibir este premio con mi hijo Rocco, a quien se lo dedico. Se lo dedico a mi hija Nina, que está en casa; a mi viejo querido, que seguro me está mirando; a mi mamá, a mi hermana, a mis amigos, y a la gente de la 271″, dijo, ignorando totalmente a Marina, que lo miraba desde la mesa.
Ciudad pudo saber que, al terminar, lejos de recibir aplausos de todo el auditorio Rolando Barbano se fue abucheado del escenario, y buena prueba de ello es la sorpresa del conductor Fernando Dente. “Lo están abucheando”, dijo en vivo, mientras Karina Mazzocco trataba de disimular.
Al regresar a la mesa, Barbano encontró a Marina hablando con Nancy Duré y Marcela Tauro sobre lo que acababa de ocurrir. Ella se sentó a su lado, pero no hubo abrazo como el que se dieron cuando ella llegó con la estatuilla a la mesa, solo un gesto adusto de parte de ella, que, pese a todo, explicaba abiertamente en el salón que “271″ es una forma en la que el periodista la llama, al estilo del “540” con el que Javier Milei se refería Fátima Florez.
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