Carlos Rottemberg compartió con Ciudad su alegría por el éxito de Matilda, que agotó localidades en tiempo récord durante 2023 y que se repondrá en el Gran Rex durante el verano. También se refirió a lo que se viene: su nueva apuesta con School of Rock. Y ahondó sobre el desafío de presentar musicales en el país, además de revelar algunos de los secretos detrás de las elecciones para sus obras.
- Cerraste un año espectacular, con la mega producción de Matilda que se repone en 2024. ¿Qué (de todo) creés que fue lo que enamoró al público de este proyecto?
- Con Matilda se dio una conjunción. No es televisión ni un personaje célebre (porque, en definitiva, proviene de una película), y traspasa al teatro, logrando este récord de 140.000 entradas vendidas en solo 8 semanas y esta posibilidad de repechaje en el verano.
- Fue la primera vez que vimos a Laurita Fernández en un personaje como el de Señorita Miel, a José María en el rol del papá de Matilda y a Rada personificando a una villana como Tronchatoro. ¿Qué los motivó a elegirlos a cada uno de ellos para lograr este exitoso resultado?
- Como mencioné antes, la excelencia del conjunto artístico, desde sus productoras ejecutivas (Maga Altman y Laura Casadiego), acompañadas por todo el equipo artístico fue lo que generó el gran hallazgo en la elección de los actores y actrices. Ellos vieron con mucha anticipación quiénes tenían que hacer los roles principales. Por eso este espectáculo también tuvo la virtud de no haber tenido actuaciones disparejas.
Se armó incluso espontáneamente un lindo concurso a la salida del teatro, cuando se le preguntaba a los espectadores qué personaje les había gustado más.
A veces, los proyectos salen angelados. Matilda fue el caso. Ojalá ese ángel siga acompañándola hasta el final, y con la vuelta en el verano.
- Sobre School of Rock, ¿ya definieron el elenco? ¿Qué elementos considerás que la gente va a amar de esta nueva propuesta?
-Tengo la convicción de que “linkea” exactamente con Matilda en muchos aspectos: en los contenidos, en buscar una opción donde lo pedagógico hace mucha fuerza. El rock es un pretexto. Esto lo dije siempre, me puse a buscar material porque personalmente no soy del rock. Me fui hasta Madrid a ver la obra original para poder captar perfectamente ese pretexto.
Un profesor “trucho”, que termina dándonos un mensaje muy importante para el final en relación a esa seguridad que los alumnos ganan con sus clases y la transformación que hace en el conservadurismo de la gente grande: cómo termina abriéndoles la cabeza y fomentando la unión familiar.
Me genera mucho orgullo poder presentar un espectáculo que involucra a la familia entera, como pasó en Matilda.
Casi no tengo dudas de que quienes vieron Matilda deberían ver School of Rock. Va a ser muy lindo ver a chicos tocando instrumentos en vivo.
- Le dedicaste Matilda a tu hija y School of Rock será para Nicolás. ¿Qué nos podés contar sobre este tema? ¿Qué significa para vos?
- En lo personal, significa todo. Personalmente, me toca de cerca porque Nicolás, que es 3 años más grande que Matilda, se quejaba porque su hermanita tenía una obra con su nombre. Por eso quise ser justo con los dos y me puse a buscar material. Y acá voy a hacer una confesión: terminé llamando al periodista Osvaldo Bazán, cuando me acordé que él había escrito una obra llamada “Y un día Nico se fue”, para preguntarle a qué temática se refería. Y me dijo “olvidate, no tiene nada que ver”.
Seguí buscando hasta que Mariano Pagani, el gran productor de musicales, me dijo que habían encontrado Escuela de Rock. Cuando llegué a casa se lo conté a Nico y al día de hoy tiene toda su habitación empapelada con la temática, porque además a él sí le gusta el rock.
Desde lo profesional, el éxito de Matilda hizo que hoy podamos preparar School of Rock. Y desde lo personal, me permitió cumplir con la palabra que le di a mi hijo.
- El musical es un género que se está reivindicando en nuestro país. ¿Cómo lo vivís como productor?
Al teatro musical en nuestro país le cuesta equilibrar su balance económico desde siempre, incluso ante las jugadas de los grandes referentes que conocen del tema. Me permito mencionar una definición que hace muchos años me regaló Daniel Grinbank, histórico innovador del sector: una comedia musical solo la podés producir en Argentina si el corazón le gana a la cabeza.
Aún favorecidos por un talento humano excepcional y una pasión encomiable, tenemos muy pocos musicales de producción genuina, los cuales serían, en escala, los que les permitiría vivir de la profesión a artistas, creativos y técnicos.
Argentina no será el tercer país en el mundo en teatro musical, pero intentemos ser la primera plaza en América Latina. Vamos por eso. Ya sería un montón.