Julieta Díaz dio a luz a su hija el pasado 13 de diciembre de 2014, por parto natural, en el Sanatorio de la Trinidad. Pero un problema respiratorio de la pequeña hizo que su llegada al mundo se mantenga en reserva unos días.
Luego la propia actriz expresó su felicidad en las redes sociales, anunciando el nacimiento de Elena Antonia, fruto de su amor con Brent Federighi.
A tres meses y medio de haber sido mamá, Julieta se permitió compartir en Facebook sus miedos, su postura previa a este presente, en el que pudo conformar “su familia propia”, gracias al amor y la unión que le dio su marido.
Su texto:
¿Maternidad?
Al final era tan cierto eso que me decía mi madre astróloga, que las lunas en casa 12 no sienten que tienen capacidad maternal pero cuando son madres, finalmente, son súper maternales. Dedicadas y amorosas. Para mi fue un camino de años. De desenredar mi miedo. De tirarme a la pileta todavía enganchada a él y poder flotar, nadar.... La pileta se convierte en mar y logro volver a la orilla sana y salva. Y con la alegría de la familia propia. Pero no fue fácil. Nada fácil.
Con la cabeza (y la parte insegura, la del miedo, la inestable internamente) sentía que no iba a ser nunca madre, que iba a estancarme, que iba a ser hija e inmadura toda la vida, egoísta, que me iba a arrepentir y eso iba a hacerme sentir opaca y aburrida, y que mi matrimonio iba a terminar. Suena terrible y tonto pero tenía esa sensación interna. Y también que si era madre me iba a perder, que un rayo mágico me iba a tocar e iba a ser otra persona y eso, sobre todo, me aterraba. Sentía que era algo muy desconocido y tan visceral que no iba a poder 'manejar'. Mi parte obse virgo (controladora, mental) tenía mucho miedo. Pero otra parte (la intuitiva, más difícil de leer. Más adentro), me hacía sentir madre de todo el mundo. Proteger. Querer tener en brazos a todos los bebés, envidiar/admirar a las embarazadas, a las madres y a las parejas con hijos. AHÍ me di cuenta: 'si no quisiera tener hijos no sentiría esta admiración/envidia'. Es un sentimiento horrible la envidia, pero parte de lo que sentía era eso. No hay mejor palabra. No lo voy a disfrazar. Las miserias de uno son así.
Mi marido no imaginaba la vida sin hijos (por suerte) y sufría. Y yo también. En mis sesiones de terapia siempre volvía sobre lo mismo. Sentía que me estancaba... Que daba vueltas en círculos... Pero no... Estaba avanzando. Encontrando mi manera de perder el miedo.
"La acción mata al miedo", dicen. Me lo escribí bien grande en un papel y me lo puse bien a la vista para que me entre en la cabeza. Para convencerme. La acción mata al miedo.... La acción...
Mis queridas amigas madres me hablaron tan claramente: “¿Vas a ser 'hija' toda tu vida?” “Si no querés tener hijos te banco a morir, pero si no los tenés por miedo, te mato”. “Dejate de cuidar y basta. Dejate de joder. Tirate a la pileta. La vida es eso”. Y también me acordé lo que me dijo una vez Alicia Zanca (actriz/directora de teatro): "... Tener un hijo también es un hermoso acto de inconsciencia. Si lo pensás y pensás (mi virgo no me daba tregua x 2/3 años con el tema. Agotador) no lo hacés".
Además, como todas las mujeres, sentía que el tiempo se me podía terminar. Me sentía un cliché caminando y rumeando siempre lo mismo: '¿y si me doy cuenta que quiero tener hijos a los 47 y ya no puedo? ¿Y si me arrepiento toda la vida? ¿Quién se arrepintió de tener hijos? ¿Lo diría la gente? ¿Si pienso todo esto es porque quiero y no me animo? ¿Si NO quisiera no lo tendría más claro?'. Me enojaba con los hombres que tenían toda la vida para decidir... Sí, claro, como si los espermatozoides fueras todos flash gordon a cualquier edad. Bue' otro tema.
Pero lo que realmente me convenció, lo revelador, fue Brent, y nuestro amor y unión. Yo le decía: '¿No entendés que soy hija única y mis viejos se divorciaron? Que mi vieja no veía casi nunca a su familia y la de mi padre estaba partida al medio con miles de problemas. Yo estaba siempre con mi mamá, las dos solas, vivía con ella, y lo veía a mi viejo muy seguido. Buena relación con los dos. Fui muy feliz. Pero nunca me imaginé tener una familia propia. Nunca tuve la mesa familiar de los domingos (después supe porque siempre fui a la mesa de los domingos de las familias de todos mis amigos y novios). No me es fácil. No tengo hermanos y mis padres no están juntos hace 50 años como los tuyos...
Mi marido, amoroso, me decía: '¿Por eso no querés armar TU propia familia? Además de trabajoso y hermoso.... También puede ser divertido...'. Eso fue lo que finalmente me convenció. El deseo no sólo de 'tener un hijo' yo mujer/madre y mi hijo, sino el deseo de formar una familia con ÉL, con el amor de mi vida. Con alguien que sí lo vivió y que puede compartir conmigo esa experiencia, sumarla a NUESTRA familia.
La acción mata al miedo. La acción. Tirarse a la pileta... ¡Y acá estamos! Con Elena Antonia, tan linda, tan.... imposible de explicar. Tan hermosa.
A veces siento mucho amor por ella y Brent y, por momentos, una angustia de algo que no se bien qué es. Algo tan grande. Tan... Supongo que es parte de todo ese amor y necesidad de cuidado (tanta) que una madre siente. Y el puerperio, ¡claro! Jajajajaja. El puerperio que te toma por sorpresa cortando lechuga en la cocina y no podés parar de llorar de la angustia existencial que te cubre. Después viene mi marido, y sin decir nada porque ya sabe, me abraza, me contiene en silencio, y yo termino de hacer la ensalada como si nada hubiera pasado. Como lo que es hoy para mí la maternidad. Algo tan natural como hermoso.
Y una de las razones por las cuales tuve una hija (y no es menor. Pensé mucho en eso y lo soñé y lo disfruto tanto) es también para compartirla con mis padres y sus nuevas parejas y familias, con mis suegros, cuñado y su familia. Con mis amigos q son tan importantes.... para estar en familia. Para lograr eso tan simple. No pienso que mi madre y mi padre 'no pudieron darme eso'. Me dieron tanto amor, respeto, capacidad de creer en mi, diálogo, independencia, fuerza, alegría, humor (una de las herencias mas valiosas para mi) que hoy pude encontrar a mi chancho/cáncer hermoso para formar una familia para cerrar el circulo.
Soy muy feliz. Realmente muy feliz. Feliz de haber dejado que el amor y cuidado de mi compañero me diera el coraje para llevar adelante 'el hermoso acto de inconsciencia de tener un hijo'. Para tirarme al agua con miedo y enamorada. Con miedo, pero llena de fe.