"Todo lo que me escriben de mi viejo es con buena onda, diciendo lo que lo extrañan... bueno, ¡yo más!".
La ausencia de Jorge Guinzburg, uno de los hombres más queridos del ambiente artístico, se sigue sintiendo con fuerza desde ese triste 12 de marzo de 2008 en el que el humorista fallecía a los 59 años, a raíz de una larga afección pulmonar.
El público lo extraña mucho, cierto. Pero son sus seres queridos los que más sufren la partida de Jorge. Su hija Malena Guinzburg, humorista como él, recordó este jueves el séptimo aniversario de la muerte de su padre y le dedicó unas emotivas palabras en su cuenta de Facebook, que publicó junto a una fotografía muy simpática con él y su hermana.
A continuación, el texto completo.
"En esos 7 años nacieron mis dos sobrinos. Me puse de novia, me separé. Cambié varias veces de trabajo. Empecé a hacer stand up. Viajé. Me mudé. Murió mi abuela (su mamá). Actué en teatros llenos y la gente aplaudió de pie. Actué en salas con muy poca gente donde no se reía nadie. Me frustré. Adelgacé, engordé (…) Y siempre, siempre lo extrañé".
Sé que cada vez que posteo algo relacionado a mi viejo, son miles los comentarios que me llegan. A veces, de hecho, no sé por qué hago público algo tan privado, pero en general lo suelo hacer con todas las cosas que me pasan, ¿por qué no con esta?
Todo lo que me escriben de mi viejo es con buena onda, diciendo lo que lo extrañan... bueno, ¡yo más!
Hoy se cumplen 7 años desde que murió.
En esos 7 años nacieron mis dos sobrinos.
Me puse de novia, me separé.
Cambié varias veces de trabajo.
Empecé a hacer stand up.
Viajé.
Me mudé.
Murió mi abuela (su mamá).
Actué en teatros llenos y la gente aplaudió de pie.
Actué en salas con muy poca gente donde no se reía nadie.
Me frustré.
Me dejé de ver con gente que quería mucho.
Conocí a mucha mejor.
Dejé de producir y empecé a estar delante del micrófono.
Actué en tele.
Me nominaron a un Martín Fierro.
Adelgacé, engordé.
Cambié de terapeuta tres veces.
Vélez volvió a salir campeón.
Aprendí a manejar (eso también lo conté por acá).
No sé cuántas cosas más... pero fueron muchísimas.
Y en estos 7 años siempre, siempre lo extrañé.
(uff, me leo y siento que me falta hacer un chiste, que esto es demasiado cursi para mí... pero por eso pongo una foto que me encanta: cuando en un zoológico, esa chiva, me afanó la bolsa de galletitas que le estaba dando -tal vez porque sospechaba que me las iba a comer yo-. Ah, y el peinado de mi hermana es lo más).