"Ante todo, mis respetos y mis condolencias a toda su familia. Me parece que se va un grande del mundo del espectáculo y una persona muy guerrera, que ha tenido mucho desencuentro conmigo, pero eso no quita que yo lo respete como un grande".
El mismo amor que los unió y los convirtió en amigos íntimos, hizo que su relación se quiebre y termine de la peor manera. Embargados por sentimientos de rencor y enojo, Luis Ventura y Gerardo Sofovich iniciaron una guerra personal y mediática como pocas veces se vio entre dos figuras del medio. Enfrentamiento que, incluso, llegó a la Justica.
Hoy, ante la muerte de Sofovich, sus insalvables diferencias hicieron que quede definitivamente pendiente "un último café".
Ciudad.com se comunicó con Ventura para saber cómo lo había afectado la partida del conductor y, lejos de toda polémica y bronca, reflexionó sobre lo ocurrido, repasó el hecho que los distanció y aseguró que le hubiese gustado tener un cara a cara con Gerardo para dirimir sus diferencias personalmente.
-Ante la muerte de Sofovich, ¿qué sentimientos te provoca esta noticia?
-Ante todo, mis respetos y mis condolencias a toda su familia. Me parece que se va un grande del mundo del espectáculo y una persona muy guerrera, que ha tenido mucho disenso, mucho desencuentro conmigo, pero eso no quita que yo lo respete como un grande dentro de este medio de comunicación. Se fue alguien que hizo grande los medios, más allá de todos los aciertos o todos los desaciertos que pudo haber tenido. Me parece que Gerardo no dejó de ser un hombre de acción. Yo sabía que estaba muy mal, sabía todo lo que le estaba pasando. Incluso, hace algunos meses, yo había tenido un encuentro con su hijo Gustavo, con quien había hablado. Pero bueno, no por mis diferencias voy a dejar de reconocer lo que significó su apellido dentro del medio.
"Hace algunos meses, yo había tenido un encuentro con su hijo Gustavo, con quien había hablado. Gerardo se pasó de la raya en algunas cosas, y yo también. Si estuve desubicado o dije cosas que no tendría que haber dicho, ahora, a la distancia, a su familia le pido disculpas".
-En este último tiempo, ¿llegaste a tener algún contacto con él sabiendo su delicado estado de salud?
-Los únicos contactos que él tenía para conmigo eran a través de cartas documentos que me enviaba, que yo no quería darles entidad, porque no me parecía que un tribunal tuviese que ser el lugar donde dirimir nuestras cuestiones. Nuestras cuestiones eran personales, nuestras cuestiones eran mediáticas y me parecía que tenían que morir en el lugar y en el espacio donde habían nacido, y que no había que distraer la atención de jueces para dirimir quién tenía razón. La última vez que hable con él fue en un llamado que él hizo a mi casa, en su cumpleaños número 70, diciéndome que yo era el último amigo que le quedaba en Intrusos. Él me quería invitar a su cumpleaños. Ese fue el primer enojo que él tuvo conmigo, porque le dije que no me parecía que yo tuviera que ir a su cumpleaños, porque iba a haber mucha gente que no era de mi agrado, que era mejor compartir un churrasco una semana después. Ahí fue nuestra primera diferencia, donde él no lo tomó a bien… y ocurrió todo lo que vino después.
-Hoy ya es imposible, ¿pero te hubiese gustado dirimir esas diferencias con un último café?
-Por supuesto. El lugar tenía que ser en El Corralón, porque ahí teníamos un amigo en común, Guillermo Miguel, el dueño, que hizo mucha gestión para intentar juntarnos pero, finalmente, por un lado o por el otro, nunca se pudo concretar.
-¿De los dos, quién era el que estaba más enojado, quién no dio el brazo a torcer para que ese encuentro no se haya concretado?
-Creo que los dos, porque hubo cosas que no estuvieron buenas. Él se pasó de la raya en algunas cosas, y yo también. En lo que compete a mí, si estuve desubicado o dije cosas que no tendría que haber dicho, ahora, a la distancia, a su familia le pido disculpas.