"Me enojo cuando me preguntan por la intimidad de mi cuarto, yo no les pregunto con quiénes se acuestan".
En un mundo donde la tecnología ha desdibujado los límites de la privacidad, en el que cada detalle de la vida se comparte con el mundo entero, y en el que las redes sociales se han convertido en una especie de vidriera a la intimidad, Oscar “el Negro” González Oro planta una bandera y se resiste a correr el velo de su vida privada. “Cuando me preguntan sobre la intimidad de mi cuarto, me enojo porque yo no pregunto cuando comienza una conversación con quiénes se acuestan. ¿Por qué me lo tienen que preguntar a mí?”, contestó sin titubeos, en una entrevista exclusiva con Ciudad.com.
Ultimando los detalles finales para su gran regreso a la pantalla de América (este lunes 23 de febrero a las 15.30 horas), el conductor de Los unos y los otros, se entregó a una charla imperdible. El Negro habló de su decisión de dejar la radio para priorizar la vida social y la salud de su entrañable amigo Cacho Castaña, disparó contra la "TV escándalo" y reveló enigmático: “Hoy no estoy solo, estoy muy bien acompañado y me siento muy bien”.
"Hoy no estoy solo, estoy muy bien acompañado y me siento muy bien".
-¿Cómo te preparas para el debut de Los unos y los otros?
-Con ansiedad, llegué el jueves al país y ya estoy ansioso. Quiero que llegue el momento, tenemos un gran programa, una primera semana muy fuerte. Más que nervios, ansiedad. Nervios ya no tengo mucho, pero la ansiedad me puede. Este año vamos a tener una interacción con la gente mucho más fuerte con las redes sociales que, si estamos buscando a una persona y alguien lo ve, a los 30 segundos está al aire. Eso me entusiasma también.
-¿Te llevás bien con las redes sociales?
-Tengo Facebook, y muy fuerte, como 200 mil seguidores o más. Me sirve como un diario, sobre todo ahora que no tengo radio. Me siento y escribo artículos y mi opinión sobre lo que pasa en el país, lo comparte muchísima gente. Mi última nota sobre la marcha (del 18F por la muerte del fiscal Alberto Nisman) llegó a un millón de personas.
"El público necesita televisión donde la gente no se putee ni se saquen trapitos sucios al sol. A mí no me preocupa si Bisbal sale o no con esta niña, no mueve la aguja de mi vida".
-Muchas veces en tu programa interpelaste a políticos para que brindaran su ayuda.
-Siempre los comprometo, pero no sólo a los políticos, a mis amigos millonarios o banqueros los ‘mangueo’ y me va bien. Mi objetivo es ayudar a la gente que va al programa y lo cumplo.
-El ciclo tiene muy buen rating (fue el segundo programa más visto de América en 2014). ¿Cómo explicás que en una televisión donde cada vez prima más el conflicto logren buenas mediciones con una temática solidaria?
-Me parece que la gente también necesita este tipo de televisión y yo hago esta tele, no podría hacer la otra. No es que sea buena o mala, no soy crítico, pero creo que el público necesita un recreo donde la gente no se putee y no se saquen trapitos sucios al sol. Este tipo de programa es el único en la televisión argentina y por eso la gente nos responde y colabora. Es un recreo dentro de tanta agresión, es un programa donde no podés agredir a nadie y yo no estaría dispuesto a que suceda. Yo no voy a programas donde me puedan agredir y tampoco invito para agredir. Para qué carajo te voy a invitar…
-¿Te sentís ajeno, no la consumís?
-No la consumo, veo mucho noticiero, alguna película y veo mucha serie en Netflix, me copa… No soy un consumidor de televisión, me hablan de programas que no sé ni que existen, pero no porque sean malos sólo porque concretamente no los veo. A mí no me preocupa si (David) Bisbal sale o no con esta niña (la China Suárez), a mí no me preocupa, no mueve la aguja de mi vida.
-Hay historias muy fuertes en el programa. ¿Sentís que cambió algo de tu personalidad desde que comenzaste?
-Sí, pero no como conductor sino como persona. El contacto con la necesidad, con la miseria, con el abandono, con la trata de personas, me parece que me cambió pero no como conductor, porque yo puedo tomar distancia del entrevistado. Pero a veces no puedo y me involucro, y a veces me enojo, y a veces puteo contra la corrupción, porque si existen es porque hay corrupción y me enoja. Me cambió porque soy mucho más permeable como persona.
"A algunos les debe gustar el morbo de lo que hacen las hermanas Xipolitakis. A mí me interesan tres carajos, no me interesa su vida, ni con quién se acuestan".
-En 2013, escribiste una carta pública en Facebook muy emotiva en la que hablabas del dolor de la soledad. ¿Cómo estás hoy?
-En realidad, era un ensayo de la soledad en el que me involucré. Hay momentos en que me siento solo estando acompañado, y momentos en que me siento acompañado estando solo. Eso fue una fotografía de un instante, de un día entero. Un día tiene 24 horas y yo recorro millones de instantes en ese día. Estaba escribiendo el ensayo y, quizás en ese momento, me sentía solo, pero hoy no estoy solo, estoy muy bien acompañado y me siento muy bien. Se sobredimensionó porque no es común que una figura hable de la soledad, y no es demasiado normal que alguien que la gente supone rodeada de personas todo el día, esté sola tirada en la cama mirando series. Lo cual a veces es muy bueno, y a veces es muy malo, pero son momentos.
-En una nota a revista Gente, dijiste que jamás ventilarías tu cama ante la sociedad. Y que si algún día lo hacías, iba a ser una decisión personal, no la que esperaban los medios ni el público. ¿Sentiste una presión social a tener que hablar de cosas que no querías?
-Bueno, cuando me preguntan sobre la intimidad de mi cuarto, me enojo porque yo no pregunto cuando comienza una conversación con quién se acuestan. ¿Por qué me lo tienen que preguntar a mí? Yo soy público en un porcentaje, y el otro es privado. Y esa privacidad va a seguir conmigo el resto de mi vida. Mientras viva, esa privacidad es mía y va a existir.
-Bueno, hoy los límites entre la vida pública y la privada tienen a desdibujarse...
-Sé que eso vende entradas en el teatro, también sé que la gente lo mira y a algunos les debe gustar el morbo de lo que hacen las hermanas Xipolitakis. A mí me interesan tres carajos, pero no porque sean malas o buenas sino porque no me interesa su vida, ni con quién se acuestan. Ahora, si a ellas les sirve el escándalo, allá ellas, bienvenidas. ¿Qué querés que te diga?
"Uso el Facebook como un medio de comunicación, no para decir 'te dejo, llegó el pizzero'. Para escribir boludeces, no escribo nada. Y no hay ningún diario que venda 780 mil ejemplares".
-Mencionaste varias veces la radio. ¿La extrañas?
-Estaba afuera cuando ocurrió lo de Nisman y quería salir al aire y comérmelos crudo. Pero en lugar de hablar, me senté a escribir y mi comentario llegó a 780 mil personas. No hay ningún diario que venda 780 mil ejemplares. Uso el Facebook como un medio de comunicación, no para decir ‘te dejo, llegó el pizzero’. Para escribir boludeces, no escribo nada.
-¿Es una decisión personal no hacer radio?
-Sí, este es un año muy complicado y no quiero estar en el centro del tornado. Lo voy a ver desde afuera y escribiré lo que me pasa. Además, hace 16 años que me levantaba a las 5.30 de la mañana, lo que no me permite ir a comer con un amigo a la noche, ni ir al teatro Colón, ni nada. Entonces, llegó el momento de empezar a vivir todo aquello que la radio no me permitía. Esta noche puedo salir a comer, mañana levantarme a las 11, ir al canal a las 2 de la tarde y no produce una hecatombe laboral.
-¿Y pudiste capitalizar ese tiempo libre en tu vida social?
-Sí, sí, claro. Llegué a la Argentina y la misma noche ya tuve una comida, al día siguiente arreglé para ir a ver a Cacho (Castaña), tengo un almuerzo de trabajo, a la noche otra comida con amigos. De la otra manera no podía y me estaba costando mucho.
"Cachito está haciendo gimnasia dos veces por día y está impecable".
-¿Cómo se encuentra Cacho?
-Hablé con él hace 10 minutos y me impresiona Cachito porque tiene la voz impecable. Me dijo ‘Negro, te extraño, quiero que vengas’. Cuando me fui estaba muy mal y hoy lo escuché con la misma voz de siempre. Con buen ánimo, con buen humor y haciéndome chistes, el Cacho de siempre por lo tanto me alegró la vida. Por suerte, está muy bien, está haciendo gimnasia dos veces por día y está impecable, Cachito.