"Veo fotos mías de chico y como que tenía cara de adulto en un bebé. Era mucho ojo y muy 'mirando'. No era buena la ecuación. La gente se me acercaba y me decía 'aaaah, ¡los ojos!' y se me venían encima, avanzaban. La verdad que lo sufrí".
Joaquín Furriel (40) es uno de los galanazos argentinos preferidos por el público. Su facha, sus ojos verdosos y su calidad actoral lo distinguen por sobre el resto. Y una buena: este jueves, se lo podrá ver de nuevo en la pantalla grande cuando se estrene El patrón: radiografía de un crimen, peli en la que interpreta a un humilde peón santiagueño.
En plan de promocionar el film, el actor visitó Almorzando con Mirtha Legrand y, en tren de confesiones, reveló un inédito trauma de su niñez. El disparador fue una acertada pregunta de Mirtha: "Qué ojos que tenés, Furriel. ¡Qué ojazos! ¿Es cierto que cuando eras chico te los tapabas porque todo el mundo te los elogiaba y te daba vergüenza?".
El galán la miró fijo y se sinceró: "Sí, es más, te voy a contar una anécdota. Cuando fui papá, veía que a Eloísa (7, fruto de su relación con Paola Krum), que cuando era bebé era muy cachetona, todos le miraban y tocaban justamente los cachetes. Y claro, la gente cuando ve un bebé va a algo que le llama la atención, lo que le provoca más ternura. En el caso de ella eran los cachetes y en el mío, evidentemente, eran los ojos. Veo fotos mías de chico y es raro... porque tenía como cara de adulto en un bebé. No era buena la ecuación".
Furriel empezó a usar sus manos para darle vida a su historia y, rodeando sus ojos, siguió: "Era como mucho ojo y ya como muy 'mirando', muy presente. En todas las fotos estoy como con esos ojos y la gente se me acercaba y me decía 'aaaah, ¡los ojos!' y se me venían encima, como que avanzaban. ¡La verdad que lo sufrí! En la película me tuve que poner todos los días lentes de contacto de color marrón y para mí eso es de una violencia tremenda. Tengo que estar en la 'zona de tensión', es incómodo, pero bueno...".
¡Pobreciiito!