Tras su separación a fines de 2013, Coki y el Pato vuelven a apostar al amor y se mostró con el hijo del golfista.
La relación entre Coki Ramírez y el Pato Cabrera tuvo muuuchas idas y vueltas, confirmaciones y desmentidas. La pareja siempre mantuvo un muy bajo y hasta enigmático perfil y, tras su separación a fines de 2013, la cantante siempre evitó dar mayores detalles sobre su presente sentimental. Pero por más que intenten mantener la información oculta, las redes sociales pueden más y aparecieron las fotos que prueban la reconciliación de la bella cordobesa con el eximio golfista.
En los primeros días de febrero, Coki disfrutó de un memorable viaje a Italia, en el que recorrió Roma y El Vaticano. Allí, en la Santa Sede, Ramírez pudo tener una audiencia personal con El papa Francisco y compartió su emoción en las redes sociales. Luego de pasar unos días en Europa, la cantante tomó otro vuelo con destino a los Estados Unidos, donde se encontraba el Pato. Pero el dato no menor y más elocuente, es que el deportista estaba acompañado por su hijo, Ángel Cabera Jr, quien oficia como caddy de su padre.
La pareja disfrutó de una cálida cena con amigos, en la que el Pato ofició de chef.
La parejita se encontró en la ciudad de Austin, Texas, y compartió una cálida cena junto a un grupo de amigos. Lee Ellis y su mujer, los anfitriones, compartieron varias fotos del encuentro en Instagram junto a Coki, el Pato, su hijo Ángel, su instructor de golf, Charlie Epps, y su esposa. El grupo posó muy relajado y se deleitó con un suculento plato de pastas que cocinó Cabrera.
A principio de enero, Coki ya había dado indicios de un nuevo acercamiento con el Pato. En un móvil con Este es el show, la cantante aseguró que seguía manteniendo una excelente relación con el golfista y hasta deslizó que Cabrera la había invitado a Hawaii, donde disputaba un torneo. “Cuando el va a un torneo, si quiero le digo ‘llevame’ y me prendo”, afirmó. “¿Pero en calidad de qué irías? ¿Cómo amiga?”, le repreguntaron, pero la respuesta fue apenas una risa cómplice.
¡Qué viva el amor!