"Fue por un golpe de mano y terminé con un dedo fisurado. Tengo que volver al mismo lugar con la misma persona. Estoy pasando un muy mal momento, es un psicópata".
Las imágenes hablan por sí solas. Unas fotos, sumadas a rumores de terceros en discordia, desataron una fuerte escena de violencia doméstica entre Mariana Diarco y su pareja, el cantante de cumbia El Dipy. La actriz de Regatos Salvajes fue fotografiada en una situación comprometedora con el hermano de Magalí Mora, llamado Athy, y todo terminó en un repudiable hecho de violencia de género.
La cámara de Infama encontró a la modelo a las 3.15 de la madrugada, cuando salía de una clínica de la ciudad de Mar del Plata. Visiblemente angustiada y con la marca de un fuerte golpe en el rostro y un dedo fisurado, Mariana enfrentó con la voz quebrada las preguntas del periodista.
“Nada, chicos, fue una discusión. Fue por los comentarios que se hicieron en Intrusos, sobre Iván Pillud (N de la R: futbolista que hizo la pretemporada con Racing en Mar del Plata). Los dos nos pusimos muy nerviosos. Tengo el dedo esguinzado, no sé si puedo hacer la obra, ojalá que sí, no lo puedo mover”, comenzó. Y apuntó contra su pareja. “Sí, fue por un golpe, no tengo otras lesiones. Tengo que volver al mismo lugar con la misma persona. Estoy pasando un muy mal momento, la estoy pasando muy mal. No… no está bueno”, confesó.
"No puedo más, me siento súper sola. No quiero seguir viviendo así, ninguna mujer se merece esto. Estoy súper angustiada, no puedo seguir así".
“Él me quería traer a la clínica, es un psicópata. Tengo que ver cómo solucionar el tema en mi casa, cómo… Es muy difícil vivir con una persona que te psicopatea todo el tiempo. Nunca había llegado a este punto. Me duele muchísimo más que todo lo que pasamos juntos, termine en esto. Terminar en una clínica a las 4 de la mañana, me duele muchísimo porque no te lo esperás de alguien que te conoce tanto”, continuó.
“No puedo más, me siento súper sola, estoy haciendo lo mejor que puedo y me está saliendo todo mal. Una discusión llevó a la otra y terminé con un dedo prácticamente fisurado y la cara me duele, no sé qué tengo. Fue un golpe de mano, creo que voy a hacer la denuncia porque no quiero seguir viviendo así, ninguna mujer se merece esto. Nadie se merece terminar en una clínica a las 4 de la mañana así, estoy súper angustiada. No tengo miedo porque no estaría acá, pero ninguna mujer tiene que permitir que le pase esto. Ni el maltrato psicológico, ni el físico. Hace mucho tiempo que lo venía viviendo el maltrato psicológico, no puedo seguir así”, concluyó.
En el ciclo de América profundizaron la información y afirmaron que, finalmente, la joven no realizó la denuncia en la dependencia policial. Un hecho absolutamente repudiable y cobarde.