"Oscar tuvo un rol fundamental. Gracias a él yo pude tocar fondo. Porque si él no me hubiese contenido, si no hubiese estado conmigo, haciéndome la comida, llenándome la casa de flores, acompañándome a los médicos, tranquilizándome a la noche, abrazándome, queriéndome como me quiere tanto; yo no hubiese podido tirarme al abismo".
Marina Borensztein (47) conmovió y emocionó a todos en El Diario de Mariana con su conmovedor relato sobre cómo superó un doble cáncer de mama. La hija del gran Tato eligió contar su historia en un libro que significativamente se llama Enfermé para sanar.
"Me casé el 19 de agosto de 2011 con Oscar Martínez y el 14 de noviembre me enteré que tenía cáncer. Como yo digo, enfermé para sanar. Creo que las cosas pasaron así porque tenían que pasar así, porque me tenía que casar con él ese 19 de agosto", comenzó Marina.
Borenztein siguió: "En diciembre del 2010, estando en el Caribe, me toqué una bolita en una mama. No tenía a quién recurrir, pegué un grito y lo llamé a Oscar. Me dijo 'tranquila, tranquila, esto no es nada, no tenés nada'. Me tranquilicé porque estábamos en el Caribe, no podía hacer nada, se venía la noche del 31 y ya volvíamos a Buenos Aires el 2 de enero. Cuando volvimos, hice todos los controles rápido. Cuando me dieron los resultados, llamé al médico, que me dio la orden, le leí todo y me dice que no era nada y que cuando volviera, mi ginecólogo de las vacaciones se los llevara. Me quedé tranquila. Las mamografías tienen una sigla que es BI-RADS junto a una graduación de números (1, 2, 3, 4, 5). Yo no las conocía, siempre me hacía los estudios, pero no sabía la importancia de esas siglas, y no le leí los números ni tampoco me los preguntó. Decía BI-RADS 4. Llamé a otro médico porque no estaba del todo tranquila y le leí todo menos eso, por lo tanto pensé que estaba todo bien porque me había dicho que no era nada, y lo guardé en el cajón. Pasé nueve meses re tranquila, hasta que me diagnosticaron correctamente y me operé".
Marina recordó: "En un momento dije 'basta'. Me acuerdo que estaba en el living de mi casa recuperándome de la cirugía y viene una persona y me dice 'ya está, te curaste, esto terminó'. Y yo dije 'esto recién empieza. ¿De qué me curé? Si me acaban de sacar solamente la materia, el tumor, lo palpable. El médico no puede sacar qué lo originó'".
Sobre el comienzo de su sanación, explicó: "Siempre fui una persona de hacer terapia y búsqueda personal y no necesité de mucho para darme cuenta que esto venía a decirme que tenía que cambiar de rumbo. Había que empezar todo de vuelta y ver cómo me iba a empezar a sanar. Si mi cuerpo había llegado a ese punto era porque necesitaba sanar. Mientras tenía que hacer todo el tratamiento, empecé a hacer una búsqueda de maestros espirituales. Empecé a leer mucho, a gente como Eckhart Tolle, Wayne Dyer, Louise Hay, Deepak Chopra. También se pueden leer en Internet si uno no los tiene. La cosa es que yo no tenía una herida, sino millones. Todos vamos acumulando frustraciones, peleas, situaciones y lo más importante es la falta de amor a uno mismo".
"Había que empezar todo de vuelta y ver cómo me iba a empezar a sanar. Si mi cuerpo había llegado a ese punto era porque necesitaba sanar. Mientras tenía que hacer todo el tratamiento, empecé a hacer una búsqueda de maestros espirituales".
Marina destacó la compañía de su marido que le sirvió para superar la enfermedad: "Oscar tuvo un rol fundamental. En la presentación del libro le agradecí y le dije que gracias a él yo pude tocar fondo. Porque si él no me hubiese contenido, si no hubiese estado conmigo, haciéndome la comida, llenándome la casa de flores, acompañándome a los médicos, tranquilizándome a la noche, abrazándome, queriéndome como me quiere tanto; yo no hubiese podido tirarme al abismo. Me sumergí en un abismo conmigo misma como no había hecho nunca en mi vida ni en mis años de terapia. Esto fue una bomba. Eckhart Tolle lo define como 'morir antes de estar muerto'. Yo siento que me morí antes de morirme y siento que resucité. Me cambió la vida. Lo tomé para sanar de verdad".
Metiéndole un poco del humor tan característico de su familia, Marina Borensztein reveló una anécdota: "Tengo una familia muy protectora y todos me cuidan y me contienen. Un momento que ahora veo como gracioso es cuando le tuve que contar al papá de mi hija Malena (14) que tenía cáncer. Estaba saliendo del médico, me acababa de enterar y justo me llamó él y me preguntó: '¿Cómo vamos a hacer con las vacaciones?'. Fue una escena tan graciosa. Yo le digo 'esuchame, no hay vacaciones. Tengo cáncer'. El tipo se quedó mudo, casi lo mato. Soy así. Sé que hay mucha gente que no lo cuenta, pero yo pienso que es algo que hay que contar".