"De mi papá tengo los mejores recuerdos. Todo lo que hizo por mí fue algo muy fuerte, fue un hombre que me dio todo. Siempre me apoyó aun cuando estuve mal, siempre fue un buen padre".
Cada vez que en los medios se toca la historia de Carlos Monzón, el público permanece muy atento. La vida del campeón del mundo -fallecido en 1995- y sus vericuetos, atraen tanto a sus contemporáneos como a los jóvenes. Y esta vez no fue la excepción.
Carlos Rául Monzón (41), uno de los hijos del recordado Negro y Mercedes "Pelusa" García, su primera esposa, estuvo en El Diario de Mariana contando su dura historia de vida.
Carlos, que hace unos años es pastor evangélico y comparte su vida con su mujer Mariana y sus hijas Berenice y Eunice, rememoró algunos momentos salientes de su historia. "Con nosotros nunca fue violento mi papá. Cuando éramos chicos nos decía 'no vayas a romper tal cosa' y me acuerdo que un día volvió y la habíamos roto. Entonces se acercó y me dijo 'algo te tengo que hacer', y en vez de pegarme, se largó a llorar. Yo me asusté. Esa fue mi experiencia, quizá la de mi madre u otras de sus mujeres fue distinta".
Carlos siguió: "De mi papá tengo los mejores recuerdos. Todo lo que hizo por mí fue algo muy fuerte, fue un hombre que me dio todo. Siempre me apoyó aun cuando estuve mal, siempre fue un buen padre, nos juntó, nunca hizo divisiones entre los hermanos (Carlos también tuvo a Silvia, Raúl, Abel y Maximiliano)".
"Una vez que yo estaba en muy mal estado, lo fui a ver a mi papá a la cárcel y cuando me vio así se puso a llorar y me dijo que no quería que por culpa suya yo esté así. Me puso el ejemplo de su vida, de todo lo que le había pasado, sus errores, las fiestas, la noche. Ellos me incentivaban para salir, pero yo no podía. Me sentía fracasado".
"Para mi papá ir a la cárcel (N. de la R.: Monzón fue condenado a 11 años de prisión por el homicidio de su última mujer y madre de su hijo Maxi, Alicia Muñiz en 1988) fue muy difícil, muy duro. Mi hermana Silvia jugó un rol muy importante, mi mamá también ha ido a visitarlos a pesar de que hacía años que estaban separados, siempre mantuvieron un gran respeto como padres hacia nosotros. Nunca le pregunté a mi papá lo que había pasado con Alicia. Yo estaba muy mal también, caí en el alcohol".
Carlos, entonces, ahondó en su problemática: "Salía a la calle y la gente me hablaba de lo de mi papá, algunos a favor y otros en contra, me hacían guardias. Estuve unos cuatro o cinco años con este problema, de mis 15 a mis 19 años. Me pasó que a veces desaparecía por varios días. Una vez incluso me encontraron y pensaron que estaba muerto. Mi mamá me tenía que atender, bañar, estaba muy triste. Una vez que yo estaba en muy mal estado, lo fui a ver a mi papá a la cárcel y cuando me vio así se puso a llorar y me dijo que no quería que por culpa suya yo esté así. Me puso el ejemplo de su vida, de todo lo que le había pasado, sus errores, las fiestas, la noche. Ellos me incentivaban para salir, pero yo no podía. Me sentía fracasado. A los 19 años conocí la Iglesia Evangélica para probar un lugar más. El amor de Dios me partió el corazón y dije 'esto es lo que necesito'. Cuando pude salir le quise transmitir mi fe, que fue lo que me ayudó a salir de mi problema", relató el pastor.
Sobre el final, Carlos Raúl contó: "Pude perdonar a mi papá por lo que hizo, intenté ayudarlo y cuando lo iba a visitar a la cárcel, compartir un momento de oración. Lo poco que podía hacer, como hijo lo hacía".
Carlos Monzón murió el 8 de enero de 1995 a los 52 años en un accidente automovilístico, cuando se encontraba en la etapa final de su condena y tenía el beneficio de salidas transitorias para trabajar.